Su origen está en un libro, una recopilación realizada por el arquitecto barcelonés Juli Capella que se presentó a finales del año pasado y que ha tenido una muy buena acogida. Su interés pasaba por realizar una selección de piezas, objetos y elementos muy diferentes pero habituales de la vida cotidiana, diseños creados para la industria que han traspasado fronteras y que son de lo más familiar para varias generaciones. Iconos que ahora, y sólo para Gasteiz, han salido del papel para conformar una exposición.
Ahí está la txapela, o las cartas de Fournier, sin olvidar las botas de vino y las Juanolas, la fregona e incluso el 600. La Sala Fundación Caja Vital ha hecho realidad el libro con el que comparte título: Made in Spain. 101 iconos del diseño español.
Ha sido un trabajo intenso y proceloso puesto que la exposición, que permanecerá abierta hasta el próximo 14 de febrero, se ha producido desde cero, con lo que ello ha supuesto en cuanto a ponerse en contacto con todas las empresas, explicarles el proyecto y conseguir la cesión de los materiales. Todos han respondido a la llamada. Algunos han puesto más problemas. Otros se han volcado de forma especial, como es el caso de Chupa Chups, que ha enviado a la capital alavesa 20.000 de sus caramelos para repartirlos en Navidad.
Pero más allá de anécdotas o labores previas, la muestra se presenta como un gran mosaico del mejor diseño industrial español, un sector con mucho más peso de lo que pudiera parecer en un primer momento. No se trata sólo de crear envoltorios o imágenes reconocibles que acompañan de forma superficial a lo que de verdad es importante: el producto. En muchos casos, lo que se vende ha sido incluso superado por su publicidad, por su forma de presentarse al consumidor, por su aspecto.
En este recorrido hay claros ejemplos de ello. Y no sólo físicos, puesto que también se incluyen anuncios para radio y televisión de marcas que han hecho de determinada música o slogan todo un referente (sin ir más lejos, los anuncios de Cola Cao). Pero no es ésta una mirada nostálgica al pasado, puesto que todos los diseños se refieren a productos que todavía existen. "Aquí se ve que somos un país rico y variado, una suma de países que puede presumir de aportar un abanico único", apuntó ayer Capella, presente en la apertura de la exposición.
Mobiliario, iluminación, moda, bebidas, medios de transporte, cine o televisión se entremezclan a cada paso. La fregona, el papel de fumar Smoking, los zapatos Camper o Lotusse, el inodoro de Roca, la guitarra española y el bolso Loewe son algunos de estos productos con origen estatal que se presentan ante el visitante en esta ocasión.
TVE, el Real Madrid o el Barça, Almodóvar, El Corte Inglés, Zara, el Talgo, Telefónica, Correos, Iberia y Repsol, Custo Barcelona, Tous y Lladró son nombres propios que toman aquí su protagonismo, en una exposición que se abre, como no podía ser de otro modo tratándose de diseño industrial español, con el conocido y a veces polémico Toro de Osborne.
Más de un año ha costado preparar este gran abanico de colores, nombres e imágenes que asaltan casi sin moverse por el interior de la Sala Fundación. Un recorrido que en varias ocasiones levanta más de una sonrisa, como cuando el visitante se encuentra incluso con la reproducción de los típicos pintxos tanto en su versión más tradicional como cuando son vistos por Ferrán Adriá.
Puede que falten cosas. Y seguro que cada uno tiene sus imágenes preferidas. Pero a este resumen le faltan pocas cosas. Toda una exposición sobre el consumo justo para unas fechas tan propicias para ello como las navideñas.