Vitoria. Probablemente no necesiten de demasiadas traducciones. Su nombre es anglosajonamente universal. The Freetangas comenzarán en una semana a mostrar sus intimidades musicales en el país del sol naciente. Sake en lugar de champán, wagashi por turrón, y las melodías de este grupo instrumentalmente experimental como mejor traductor simultáneo.

La banda vitoriana ya había puesto su diana sobre el rojo punto de la bandera japonesa. Las visitas a su myspace tienen en estas islas asiáticas un auténtico baluarte. Así que cuando el promotor de conciertos Sogo, ese que ha llevado a Betagarri, a Berri Txarrak o a Fermin Muguruza -entre otros- hasta Tokio, se acercó hasta ellos tras un concierto en Irun, sintieron que, de alguna manera, todo cuadraba.

Desde entonces, todo han sido preparativos, que en las últimas semanas se han convertido en vorágine. "Estamos ensayando todo lo que podemos, dentro de lo que nos dejan nuestras vidas personales; ha sido un poco locura, porque hemos acabado el disco y todo el tema de viaje a la vez", explica Javi Free, responsable de los atmosféricos teclados del trío.

Unos teclados que se han convertido parte protagonista del viaje. Es sencillo -y relativamente económico- alquilar un backline de bajo, batería y guitarra en el circuito japonés. Más caro y complicado hacerse con el teclado específico. Trasladarlo, peor aún. "Si quieres que te lo traten bien, casi tienes que pagar un billete más", apunta Javi, que ha optado por una combinación de ordenador -a modo de órgano- y "un apaño con dos órganos ridículos". Al fin y al cabo, lo importante es el intérprete, no la herramienta.

Cuestiones técnicas aparte, The Freetangas tienen en su horizonte una ocasión inolvidable. Dos semanas de tour por tierras niponas, con ocho conciertos para compartir su particular -e intransferible- manera de entender la música en una red de salas con aforos en torno a los doscientos espectadores.

Nagoya, Nishio, Tsu... Y el inmenso Tokyo dibujan el mapa, con eclécticos compañeros de viaje como Tex&The Sun Flower Seed, Thermostad, Turtle Island o Red Bacteria Vacuum, entre muchos otros. "Allí es curioso, porque te montan un concierto con un grupo de ska, otro de electrónica, uno de funk y uno de punk y la gente va; no hay ningún prejuicio musical".

The Freetangas siempre huyen del estereotipo musical. Por eso procuran huir del estereotipo social. Van avisados por sus colegas de Layo Raser de que encontrarán una impecable organización y una puntualidad que superará incluso a las icónicas suiza y británica. ¿Y qué esperan en lo musical? "Supongo que en Japón nos esperarán con una mezcla de curiosidad... Lo de fuera siempre es más exótico".

Con un repertorio de veinte temas -de los más treinta que componen su set list-, el trío tratará de transmitir un sonido cada vez más esencial, más básico, como el que refleja su último disco, Persecution. "Al final se trata de no enfocar desde el punto de vista de tu instrumento, sino del de la canción". Cargados con una caja de copias y una maleta de camisetas de la banda, made in Kukuxumusu, tratarán de conquistar a los fans nipones.

Van a celebrar la Navidad como nunca soñaron. Y ya se ponen otra meta, California, donde también repuntan desde su myspace. "Visto que aquí somos perros verdes, habrá que viajar", bromea Javi. ¡¡¡Yoi ryoko wo Freetangas!!!