Nueva York. Hace unos meses se la vio sobre el escenario con su melena, sus medias de red, tacones altos y una minifalda de cuero.
Nadie lo hubiera dicho, pero Tina Turner, considerada por la revista Rolling Stone como "una de las grandes voces de todos los tiempos", estaba a punto de cumplir 70 años.
Este icono del rock, que mañana se convertirá en septuagenaria, ha vendido casi 200 millones de copias de sus discos y entradas para conciertos como ningún otro solista de la historia.
En su última gira Tina! 50. Anniversary Tour, con motivo de su medio siglo de carrera musical, no dejó un lugar sin visitar. La veterana del rock llenó fácilmente el Staples Center de Los Ángeles, el Madison Square Garden en Nueva York o el estadio O2 en Londres, donde poco después se esperaba al rey del pop, Michael Jackson.
Actualmente se está tomando nuevamente un descanso. Habrá que ver por cuánto tiempo. La ex cantante de soul con la voz grave ya se despidió en cinco oportunidades. Y cada vez regresó a los escenarios como si el tiempo hubiera pasado sin dejar huellas, sin rastros de vejez ni de cansancio, sin perder vitalidad ni atractivo erótico.
Es que Turner ama la tranquilidad. "Me gusta simplemente estar en casa. Ahí puedo escuchar la música que me gusta y tomar mi propio vino favorito", explicó a fines de junio en una entrevista con la televisión alemana.
En 1994 se mudó de Colonia, donde se sintió mucho tiempo como en casa, hacia Zúrich junto a su pareja, el alemán Erwin Bach. Ambos vivieron juntos en el sur de Francia y en California. "Donde sea que vaya iré con él", dijo la cantante sobre Bach. Atrás queda una vida azarosa, sobre todo en sus comienzos con el guitarrista Ike Turner.