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Vida de rico

El que fue, sin duda, uno de los descubrimientos de la pandemia, Camilo Echeverry Correa, arrancaba el pasado junio en Pamplona su nueva gira europea. Y lo hacía con un Navarra Arena lleno hasta la bandera, y con su Evaluna acompañándolo por sorpresa en el escenario. Aunque el verdadero sobresalto lo desató días después en una entrevista, al reconocer que su mujer se comió la placenta de su hija, Índigo, tras dar a luz.

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Pensábamos que eran prácticas que solo aceptaban tipos excéntricos como Tom Cruise y Katie Holmes, o destacados miembros de ese grupo autodenominado Iglesia de la Cienciología, pero resulta que nuestro Camilo (el de la Vida de rico) también ha defendido en público dicha curiosa práctica gastronómica. En unas declaraciones a la prensa que han dado la vuelta al mundo, el intérprete de temazos como 'KESI', 'Millones' o 'Por primera vez' informaba a los medios de que su mujer, Evaluna, “se comió la placenta” tras dar a luz a la pequeña Índigo, la hija a la que ambos han dedicado una preciosa canción con el mismo nombre. De hecho, el cantautor del bigotillo tieso destacó en dicha entrevista sin cortarse un pelo la siguiente expresión: “Se la encapsularon y se la comió”. 

Una afirmación casi galáctica para quien cada sábado les escribe este anodino texto. Por lo que no me quedó más remedio que recurrir a la explicación de expertos, quienes me detallaron que la encapsulación de la placenta “es la práctica de la ingestión de la misma después de que se ha cocido al vapor, deshidratado, y colocado en pastillas”. 

Al parecer, tradicionalmente, ciertas leyendas del pasado entienden que si la ingiere la madre “imparte numerosos beneficios para la salud”. Y no solo eso, también hay quienes aseguran que masticar y tragar una placenta humana ayuda a “prevenir la depresión posparto y hasta a mejorar el estado de ánimo de la madre”. Se habla incluso de la energía que da y de los nutrientes que contiene, pero la realidad es que aún no existen pruebas médicas de que realmente esto así sea. He aquí la explicación de que todavía la insaciable industria farmacéutica no se haya vuelto más placentera.  

Una actitud naturalista que, más allá de la ingesta de placentas, Camilo y Evaluna también practican y muestran en su día a día. Seguramente los fans del artista colombiano, que de no ser cantante hubiese optado por la cocina, alguna vez se habrán fijado en los muchos tatuajes que muestra por todo su cuerpo. Pues bien, si nos fijamos con atención en su brazo derecho podremos ver un curioso panel de abejas, un identificativo tattoo que hace referencia directa a sus padres, apicultores de profesión. Pues tal y como ha comentado en varias entrevistas, las abejas son el mayor recuerdo de su infancia: “Mi casa y mi infancia entera huele a cera de abejas y a miel, me picaron tantas”.