Guarda entre polvo el baúl de la historia una supuesta frase que exclamó en 1956 la actual soberana del Reino Unido, Isabel II, para excusarse de la mediática boda entre el príncipe Rainiero y la actriz Grace Kelly: "Lo que existe en Mónaco no es una monarquía". Y sin cortarse un pelo, su majestad permaneció tan pancha (y acomodada) en el Palacio de Buckingham aquel mágico (y caluroso) 19 de abril. Y el tiempo, en parte, ha terminado por darle la razón. Porque basta con repasar la historia moderna de los últimos Grimaldi para cerciorarse de que lo suyo ha sido una Nochevieja constante. Un no parar de Bailes de la Rosa, guateques, hijos secretos, amantes de piscina y fallidas carreras musicales. Hasta tal punto de que, por Mónaco, corre el rumor de que si llamas a Palacio antes de las 10 horas no descuelga el teléfono absolutamente nadie.
O no lo descolgaba. Porque entre tanto brindis, resaca y excesiva frivolidad, Carlota Casiraghi decidió romper hace un par de años con dicha acolchada existencia y hallar su propio camino. ¿Cómo? Haciendo caso a su yo interior y apuntándose a cursos sobre Filosofía en La Sorbonne de París, una disciplina que, como ya declaró en su momento, le cambió la vida. Incluso llegó a protagonizar junto a su profesor unos cursos de verano en el Hay Festival de Segovia. La hija de Carolina de Mónaco, autora de Archipiélago de pasiones, visitó el verano de 2019 tierras españolas para explicar un pequeño tratado de filosofía escrito junto a su profesor de bachillerato.
Ahora, al parecer, lo que le va a la princesa es la literatura. De hecho, acaba de estrenar su propio podcast. Un programa de radio que difundirá una vez al mes desde sus redes sociales, y en el que dará voz a autores que acaban de publicar su primera novela.