Quizá muchos no lo sepan, pero el guaperas de Carlos Lozano, antes de convertirse en el famosísimo presentador de la primera edición de Operación triunfo, exprimió una pletórica carrera como cotizado modelo, e incluso como actor, llegando a interpretar papeles en filmes del mismísimo Pedro Almodóvar (Todo sobre mi madre) o Dile a Laura que la quiero, cinta dirigida por José Miguel Juárez en 1995.
Pero casualidades de la vida, en ese preciso momento en el que comenzaba a despuntar en el cine y el modelaje masculino le llegó la gran oportunidad de su vida: ponerse al frente del reality más visto de todos los tiempos. Y los astros se conjugaron a su favor. Dicen las revistas de la época (y hablamos de hace justo veinte años) que el acuerdo alcanzado por la cadena pública con el presentador fue de 24.040 euros por cada programa. Además, por Triunfomanía (una secuela del formato ideado por Gestmusic) Lozano percibió 12.020 euros por emisión.
Por ello, en cuanto pudo invertir tantos cuartos ganados en la tele se compró su famosísima casona de la sierra madrileña. Una mansión semejante (por extensión) al palacio imperial que tanto le ha costado vender a María Teresa Campos, pero con menos baños y jarrones, aunque su salida en el mercado inmobiliario también resultó larga y costosa. El presentador madrileño, tras tres años intentando vender, cerró por fin en diciembre de 2019 una operación por 995.000 euros. Con ella dijo adiós para siempre a su amplio y espectacular chalé situado en plena sierra, concretamente en la localidad de Navacerrada, pero no a sus sueños rupestres.
Aseguraba desde que participó en Supervivientes que necesitaba alejarse del mundo de la televisión, y meses después ya vive su particular rumor rural: una nueva casa que está a punto de terminar de construir en el campo y en la que planea introducir animales: "De momento he metido a Teófilo, un burro de hace ya quince años. El siguiente paso es remover tierras y hacerme un buen huerto y luego echar una ovejillas, como Carmen Sevilla". Pues mucho ánimo y suerte con el minizoo.