Dicen que es la más inteligente y lista del clan. También la más discreta y elegante. Educada en los mejores colegios y universidades privadas de Estados Unidos, culta, divertida y sofisticada, Ivanka Trump ha sido la sensata mano derecha de su padre durante los cuatro años que ha ocupado la Casa Blanca. La lucidez frente al desenfreno y la política macarra. La viva imagen del republicanismo yanki conservador, frente a un anaranjado verso suelto que, finalmente, no ha terminado por convencer a nadie. Íntima amiga desde pequeña de Chelsea Victoria Clinton, hija de Bill y Hillary, sus maridos son también como hermanos. Pertenecen a dos de las familias judías más adineradas de la ciudad de los rascacielos. En definitiva, el yin frente al yang que representa papá Donald.
Eso sí, que nadie se confunda. Ambos amasan dos de las fortunas más mediáticas de los Estados Unidos. Tanto que, buscando nuevo hogar tras sus cuatro institucionales años en Washington DC, la primogénita del clan no piensa entristecerse en la nueva vida post-presidencia. ¡Para nada! El muerto al hoyo y el vivo al bollo. ¡A disfrutar del presente en... Miami! En el corazón más republicano de Florida.
Porque tras tres años en venta, Julito Iglesias por fin ha empaquetado el lote 4 de Indian Creek, una exquisita finca de 7.500 metros cuadrados en el famoso Búnker del millonario, un paraíso privado donde residen multimillonarios, supermodelos y otros potentados del mundo entero. Y se la ha vendido a Ivanka y marido, Jared Kushner, por la asumible cifra de 26 millones de euros.
Todo sea dicho, la mansión cuenta con playa privada y se ubica en una exclusiva isla con su propio cuerpo de policía y hasta una patrulla armada en barco para alejar a cualquiera que pueda molestar a tan ilustres inquilinos. Eso sí, si te entra la gusa con antojo de bokata de chorizo tipo Pamplona, ni rastro de panaderías o súpers 24 horas. ¡Un verdadero engorro!