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Colores

Tenía tarde nostálgica hortera, puse música y sonó Colours de Donovan, canción que me gustaba de joven y que hoy me resulta empalagosa. La canción no ha cambiado, luego yo he permutado, seguramente en algo más amargo.

Y dándole vueltas al cambio y los colores, caigo en que de niño aprendí, supongo que por ver aquella monotelevisión y escuchar a mis mayores, que existían rojos y azules y que los segundos eran los buenos. Después, a base de escuchar a mis amigos y más tarde en la universidad fui cayendo en que la división entre buenos y malos era al revés, aunque, también es verdad, calificar a los demás depende de dónde se adscriba cada cual, lo que venía a significar que, aunque los rojos y los azules lo seguían siendo, era yo el que estaba cambiando.

A falta de otra cosa que hacer, me esforcé en transmutar a la época actual esta reflexión sobre política y colores. Me pongo a ello y descubro que si antes acusaban de azules a quienes apostaban por la Y vasca, ahora en los presupuestos de cada año la aprueban desde rojos hasta escarlatas; o los muy rojos con los azules amenazan con sumarse porque no se debe retener el IRPF a los que cobran el salario mínimo, pudiendo salir un apoyo magenta; o quienes de morado acusan de azules a los que agreden a las mujeres, parece que integran entre ellos gente que se comporta añil.

En el plano internacional resulta que el jefe USA y mundial de los azules es muy colega del jefe global de los rojos para repartirse Ucrania y lo que sea, y aunque los dos se comportan de manera similar nuestros rojos locales ponen a parir al azul por malo y ser de los contrarios, mientras ni se les ocurre citar a su socio granate porque piensan que es de los suyos, de los buenos. Pienso que antes era más sencillo.

En este espantoso lío de paleta de colores me pierdo en lo que yo soy pero sé que el mundo ha cambiado y los colores ya no son referencia, excepto para Andoni Ortuzar, que sigue siendo el mismo, lo que le convierte en fiable. Agur eta Ohore!