Dicen las crónicas que cuando, el pasado año, Geroa Bai presentó en la sesión de gobierno del Ejecutivo foral la propuesta para que la localidad de Mañeru pasara de la zona no vascófona a la zona mixta, como pedía por unanimidad el ayuntamiento de la localidad, la reacción de María Chivite y de la parte socialista mayoritaria en el Gobierno de Nafarroa fue furibunda. “¡Sois insaciables!”, dicen que dijo la presidenta, antes de acusar de deslealtad a sus socios. Luego, en el Parlamento Foral, el PSN unió sus votos a los de UPN y el resto de la derecha para tumbar la propuesta de Geroa. Su principal argumento, el ya manoseado mantra del “respeto a la realidad sociolingüística”. La manipulación del lenguaje no es algo exclusivo de la ultraderecha. El domingo, Euskaltzaindia y la fundación Iruñeko Komunikabideak resucitaron los diplomas con los que Príncipe de Viana premiaba a los niños euskaldunes de Nafarroa en la décadas de los 60 y 70 del pasado siglo, para hacer lo propio con los chavales y chavalas de Valdemañeru (Mañeru, Zirauki, Artazu y Guirguillano) en una fiesta celebrada en la cabecera del antiguo valle. Un total de 45 niños y niñas de entre 9 y 12 años, prácticamente la totalidad de la población escolar de estas localidades en esta franja de edad, recibieron la acreditación en un acto con mucha emoción y no menos reivindicación, aunque esta cayese en la esfera de lo sobreentendido. Nadie de los allí presentes desconocía el porqué del acto, ni los jovencísimos homenajeados. Busquen en las redes Gu berde iluna gara! el vídeo con el que el premiado director de cine Oskar Alegría quiso poner su granito de arena en el reconocimiento de estos niños, sus padres y las instituciones locales de la zona en la recuperación de la lengua perdida hace poco más de un siglo. Son verde oscuro, aunque el PSN todavía no se haya enterado.