El refranero popular es muy rico y tenemos para todo tipo de cuestiones. En concreto el del título significa que si alguien le produce un daño a otro, o realiza comentario negativo, lo más probable es que con el tiempo se vuelva contra él, o ella en un efecto bumerán.

Este inicio tiene que ver con algo que está sucediendo actualmente en la política. Quizás la dirigente que durante los últimos años más lecciones ha dado a tirios y troyanos sea la actual presidenta de la comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.

Cada vez que abre la boca es para pontificar y para presentarse como ejemplo de honestidad y coherencia.

Pues ahora resulta que con lo acontecido a su actual pareja, Alberto González Amador, se convierte de cazadora en cazada en apenas décimas de segundo.

Estoy convencido de que a muchos, entre los que se encuentra quien escribe estas líneas, esta circunstancia les ha supuesto un placer especial. Creo que dicha señora y el Rasputín que mueve sus hilos, Miguel Ángel Rodríguez, son desde hace mucho tiempo las personas que más rechazo nos producen de la política de este país.

Da para mucho este culebrón, que, casualidad o no, aparece justo en el momento álgido de otro que ponía entre las cuerdas al PSOE y su líder, el caso Koldo-Ábalos, aunque esa sospecha no reduce la importancia del mismo.

Quizás lo más relevante sea que su irrupción extemporánea, cual elefante en cacharrería, muy típica de su carácter, la haya llevado a cometer errores de principiante, por mucho que MAR sea un maestro del engaño y la manipulación.

Por cierto, resulta curioso que precisamente el pasado lunes 11 se cumplían 20 años de los terribles atentados de Madrid donde este personaje tuvo un papel estelar.

“Presidente, si ha sido ETA ganamos las elecciones, pero si por el contrario han sido los yihadistas las perdemos”, dicen las malas lengua que le lanzó a un perplejo Aznar.

A partir de ese momento parece ser que su misión fue lanzar una intensa campaña para que pareciera lo primero al menos hasta la fecha electoral. Afortunadamente les salió mal y acabaron perdiéndolas.

Parece que en el caso que nos ocupa, su intención es parecida, sacar el ventilador del victimismo para evitar que la opinión pública pueda culpar de algo a la señora Ayuso.

Ignoro a la hora de escribir esta reflexión si lo conseguirá, pero lo que resulta evidente es que Ayuso se está beneficiando, al menos en su mejor nivel de vida, de este escándalo.

Vivir en un piso (ahora parece que dos) de lujo, moverse en un automóvil también de lujo, con dinero obtenido de manera supuestamente fraudulenta, no parece lo más ejemplar para quien aparecía como la adalid contra este tipo de comportamiento.

“A la política se viene llorada de casa”, le escupía con saña a la anterior portavoz de Más Madrid. Pues ahora esa máxima contundente cabe aplicársela a ella. Donde las dan las toman. Quien a hierro mata a hierro muere, añado.

Este caso le salpica al PP en un momento donde pensaban tenían entre las cuerdas al presidente Sánchez con el caso Kolo-Ábalos y la amnistía.

Ahora resulta que Ayuso y su pareja los compensan y además desde la mañana del 14 de Marzo dicha ley está ya aprobada. 178 a favor y 172 en contra clamaba otra de sus puntos de mira, la presidenta del Congreso, Francina Armengol, dando por aprobada una ley histórica; la “Ley orgánica de amnistía para la normalización institucional, política y social en Cataluña”.

Este país a partir de ese instante es más justo y más homologado al resto de la UE.

Resulta evidente que Pedro Sánchez es un político de raza de mucha suerte, porque a esta situación se le añade una nueva que le viene fantásticamente bien, la anticipación de las elecciones precisamente en Catalunya.

La torpeza de los Comunes rechazando sus presupuesto por algo tangencial como un proyecto del Hard Rock prácticamente obsoleto, le pone en bandeja un nuevo elemento a favor.

¿Quién se puede beneficiar y perjudicar de esta circunstancia? Puede parecer que a todos les pilla con el pie cambiado pero al que menos al PSC.

Parece evidente que al PP no le benefician los dos procesos electorales que vienen. Ni en Euskadi ni en Catalunya su relevancia resulta especialmente importante, incluso podría definirse como de irrelevante.

Esta circunstancia debería llevarnos a una reflexión. ¿Puede y debe un partido irrelevante en los territorios vitales para el futuro de nuestro país gobernarlo? No parece lo más conveniente.

Así podríamos llegar a unas elecciones europeas vitales con el PSOE consolidado en el gobierno, habiendo pasado la prueba más difícil de la amnistía, gobernando de nuevo en Euskadi junto al PNV y ganando las elecciones catalanas incluso con la posibilidad de gobernar junto a ERC.

Incluso permitiría afrontar una vieja reivindicación del independentismo en lo referente a “la pela”; equipararse en el aspecto fiscal a Euskadi y Navarra.

Además, con un feo escándalo como el de Koldo-Ábalos diluido con el de la pareja de una Ayuso desactivada.

Eso nos llevará a unas elecciones europeas en las que lo que parecía hace apenas unas semanas iba a ser un paseo militar de las derechas podría convertirse en justo lo contrario, lo que significará la consolidación de una legislatura larga, quizás completa.

En esas circunstancias incluso permitiría explorar la posibilidad de ejercer el demandado derecho a decidir, a través en una primera etapa del artículo 92 de nuestra Constitución.

Así como la legislatura anterior fue la de los aspectos sociales esta podría ser, una vez resueltos todos los obstáculos anteriores, la de la territorialidad, que permitiera al fin acabar con las tensiones centro-periferia heredadas de la Transición.

¿Podemos imaginar en Euskadi un gobierno PNV-PSE y al mismo tiempo en Catalunya otro del PSC-ERC? ¿Podemos imaginar ejercer el derecho a decidir?

Veremos...