Durante la mañana de ayer, prácticamente al mismo tiempo, dos puntos, dos instituciones, dos cuestiones –dos casos, según la denominación mediática– atraían el interés informativo: el Congreso de los Diputados español y el Parlamento Europeo de Estrasburgo. Qué decir. Un huevo y una castaña. Un desierto y un glaciar. En Madrid, se trataba el caso Koldo, convertido ya más o menos hábilmente por el PP en el caso Sánchez. Un exministro y ex numero dos del PSOE negándose a asumir su responsabilidad política más allá de la penal –en su caso, que está por ver–, negándose a renunciar a su acta de diputado –contradiciendo sus supuestos principios cuando achacaba lo mismo a sus rivales y con lo que, por cierto, seguirá siendo aforado en caso de que fuera imputado– y sometiendo a su partido a una crisis y al lógico linchamiento popular. El nuevo Ábalos ha traicionado al viejo Ábalos. El PP aprovecha para sentenciar sin pruebas al exministro y al propio Sánchez: “Lo sabía y lo tapó”. Y el PSOE pone el ventilador. Todo muy edificante. En Estrasburgo, intervino en la Eurocámara Yulia Navalnaya, viuda del fallecido opositor ruso Alekséi Navalni en una remota cárcel del Ártico. Emocionada pero firme, sacudió a los eurodiputados con sus palabras. Negó que Vladímir Putin sea un político y lo definió como el líder de una organización criminal capaz de todo y al que hay que combatir. Habló claramente de lo evidente: las sanciones a Rusia impulsadas por la UE no han funcionado y probablemente no funcionarán. “Si quieren derrotar a Putin hay que innovar”, les dijo, poniendo como ejemplo a su marido, que será enterrado mañana en Moscú, dos semanas después de su muerte, sin garantías de que quienes quieran despedirse de él puedan hacerlo en ese régimen tiránico. Innovar, he ahí la palabra clave. Derrotar a Putin, no negociar con él. Seguirá habiendo quienes proclamen la salida negociada a la guerra que Putin ha provocado en Ucrania y que en cualquier momento puede saltar a Europa. Innoven, sí, dijo. Innoven también ustedes de una vez, señores y señoras diputados y diputadas españoles.