La pregunta precisa de muchas matizaciones, pero es oportuna. De ningún modo manipuladora.

1. El bienestar es un sentimiento subjetivo individual y colectivo que, al decir de algunos, convierte nuestras vidas en aburridas y dóciles. El malestar a menudo se vuelve callejero, reivindicativo, elige las protestas y la confrontación, llama “geriátrico de los políticos” al Parlamento y al debate que se da en él.

Un análisis sincero y objetivo de nuestra vida social no puede dejar de ponderar cuánto de verdad y de mentira hay en estas afirmaciones. El contexto exige analizar y aclarar en su justa medida muchos términos insuficientemente estudiados: izquierda-derecha, progresismo-realismo, revolucionario-reaccionario, nuevo ciclo...

La realidad social de Euskal Herria hoy, no es fruto de la casualidad sino consecuencia del esfuerzo, el trabajo y el compromiso de quienes nos han precedido. Nuestro bienestar se lo debemos a ellos, también el origen de algunos problemas. Uno de ellos es la herencia del dolor causado por la lucha armada de ETA, con todas sus consecuencias. Todavía vivimos una convivencia herida y tensionada que se manifiesta muchas veces en la vida ordinaria.

Unido a lo anterior tenemos que señalar también las diversas crisis económicas y sus penosas consecuencias en muchos hogares y sectores productivos. Asimismo, tenemos el problema no resuelto de la organización territorial del Estado. No podemos ignorar a su vez, aunque con algunas excepciones, el continuado y bochornoso debate político del que somos testigos.

2. En medio de la crisis del “Estado del bienestar”, se impone más que nunca la lucha contra las desigualdades de todo género. Las denominadas izquierdas y derechas coinciden en obviar propuestas impopulares que no gustan a la opinión pública, que restan votos y exigen una reflexión sosegada. En esta situación se necesita volcarse más en los demás. Los partidos deben pensar menos en los sondeos, en las encuestas y en la propaganda electoral, y más en presentar soluciones concretas a los problemas concretos de cada día, apoyando los proyectos bien hechos y censurando los que necesiten una seria revisión. Para ello hace falta una participación real de cada uno en la vida social. Esta es la democracia que impide la corrupción y la pasividad.

Un hecho que debe ser analizado y profundizado con valentía es la “moralización y desmoralización de la sociedad”, a todos sus niveles. No nos faltan principios éticos y leyes, pero carecemos de valor para cumplirlos y hacerlos cumplir a los más fuertes. Ante la mayoría de desastres e injusticias, predominan la impotencia y el miedo. Defendemos la no violencia, la verdad, la solidaridad, la tolerancia, la igualdad, la ayuda a los necesitados..., pero luego no sabemos situarnos éticamente para resolver las guerras, el terrorismo, el hambre, el racismo, la xenofobia, las discriminaciones económicas y de género. El dios dinero está por encima de todo. Es lo que nos transmite insistentemente la publicidad, la televisión y los influencer. No se estudia para saber y servir a los demás y al bien común, sino para lograr el máximo de dinero, poder o placer posible.

3. No toda la vida pública está desmoralizada, con falta de moral cívica, pero se valora muy poco. Por eso hace falta recobrar de nuevo la conciencia social desde una educación que mire al futuro, perfeccionando la información y los debates y el protagonismo del poder judicial y los medios de comunicación. Una crítica constructiva siempre es necesaria, pero extender la impresión de que nada se hace bien, es falsear la realidad.

A más de uno le parecerá esto una empresa inútil, teórica, incompatible con la realidad. Por eso, proclamamos la necesidad de recuperar y fortalecer la conciencia moral individual y social. Sabemos que todo ello no es fácil, pero sí posible con el esfuerzo y la colaboración de todos. Ello superará el malestar de la vida entre nosotros, la crítica mordaz, las injusticias y la confrontación permanente que nos impide avanzar para lograr una Euskal Herria mejor. Esto va más allá de lo que nos presentan las campañas electorales para los próximos comicios.

Etiker son Patxi Meabe, Pako Etxebeste, Arturo García y José María Muñoa