Era arriesgado. Era complicado. Pero los hombres y mujeres de Eusko Alkartasuna lo tuvimos claro. Desde la procedencia de tradiciones, experiencias y actuaciones políticas distintas e, incluso, en ocasiones muy contradictorias, la apuesta era priorizar compromisos convergentes, aunar esfuerzos, en definitiva, un trabajo en común de las fuerzas soberanistas teniendo como objetivo la ansiada paz y la normalización política en nuestro país. Y un claro horizonte: el derecho a decidir para los y las vascas.

En aquella primera década de los 2000, una Eusko Alkartasuna liderada por Unai Ziarreta, hizo efectiva su apuesta. Podríamos habernos acomodado en el calor y la comodidad de los puestos institucionales que nos daban las coaliciones con el PNV. Pero aquellos dirigentes, a diferencia de los de ahora, nunca pusieron sus intereses personales por delante ni del partido ni del País.

Aquella apuesta era coherente con los principios fundacionales de nuestro partido. Bildu primero y EH Bildu después, convirtieron el derecho a decidir en uno de los pilares fundamentales de su discurso.

Sin embargo, precisamente quienes estuvimos en primera línea en aquellos momentos y los y las afiliadas que desde sus respectivos alkartetxes decidieron apostar por el polo soberanista, vemos cómo desde esa coalición que nunca hubiera sido posible sin la afiliación de EA, se normaliza y premia la presencia de quienes no dudan en vulnerar el derecho a decidir en el seno de Eusko Alkartasuna.

No vamos a descubrir nada si decimos que la secretaria general de EA y vicepresidenta del Parlamento Vasco en representación de EH Bildu, Eva Blanco, se ha dedicado, junto a su dirección (en la que “casualmente” hay varios cargos públicos de EH Bildu e incluso trabajadores liberados por la coalición), a recurrir a todos los Tribunales de Justicia habidos y por haber con un único objetivo: evitar que la afiliación pueda elegir a secretario general.

Después de que la Justicia determinara en una sentencia vergonzante para la dirección de EA que las primarias debían repetirse, la representante de EH Bildu en el Parlamento Vasco ha recurrido al Tribunal Supremo y al Tribunal Constitucional. Mientras, sin ni siquiera sonrojarse, ni ella ni quienes le acompañaban en el acto, celebraba el aniversario de aquella noche del seis de mayo de 2011, cuando miles de personas esperábamos precisamente la decisión del Tribunal Constitucional respecto a las primeras listas de Bildu, después de que el Supremo echara abajo los sueños de gran parte de los y las independentistas de este país.

El derecho a decidir y decidir el Derecho

Lo mínimo que se espera de los representantes políticos es la coherencia y Con estas actitudes ni Eva Blanco ni su dirección ni por supuesto EH Bildu, demuestra ni la más mínima coherencia respecto a ese derecho a decidir que tanto llena las bocas de sus dirigentes en los discursos públicos.

Pero es que, además, la dirección de EA, una vez que los tribunales de justicia ordenaron repetir las primarias, expulsó a quien fue y vuelve a ser actualmente (tras la nueva sentencia del Supremo en que la Eva Blanco vuelve a salir derrotada) Maiorga Ramírez, en ese momento parlamentario de EH Bildu en el Parlamento de Nafarroa. Expulsión realizada con acusaciones falsas y en un proceso sin posibilidad de defensa que los tribunales han calificado de “burdo” y dirigido a “evitar la participación política”.

Y hace sólo unos días Eva Blanco y su dirección se negaban, con una respuesta por escrito digna de estudio por su nula categoría intelectual y política, a reunirse con los miembros de la Gestora elegidos por la afiliación para encontrarte una solución dialogada al conflicto generado por la negativa de Eva Blanco de que sea la afiliación quien decida a través de unas primarias.

Los afiliados y afiliadas de EA hemos tenido que vivir esta tiranía sin límites de la dirección de EA mientras voces autorizadas de EH Bildu aludían a cuestiones internas. Una vulneración de derechos nunca es una cuestión interna. No lo es ahora y no lo fue en el caso Bateragune. Es cuestión de coherencia y de una mínima decencia democrática.

Estamos a las puertas de un reto electoral ilusionante en el que la posibilidad real de una victoria de EH Bildu cobra cada vez más fuerza. Es hora de resultados y sobre todo de alianzas, alianzas que nos hagan avanzar como país tanto en el ámbito social como en el de la construcción nacional. Por ello, la coherencia entre el discurso y los hechos debe ser una realidad. Discurso y hechos que desgraciadamente hasta ahora no han ido unidos.

Escuchábamos hace pocos días al candidato a Lehendakari de EH Bildu hablar de regeneración política y estamos totalmente de acuerdo. Pero para todo, también para los y las afiliadas de EA, que, aunque a algunos se les haya olvidado, fuimos y somos parte fundamental de la coalición.

Nos merecemos respeto. El respeto de los compañeros y compañeras de EH Bildu y por supuesto de sus dirigentes. Vale ya de mirar hacia otro lado. Vale ya de premiar a quienes vulneran derechos. Vale ya de incoherencias y rememos todos juntos con el objetivo común de la República Vasca.

Afiliado de Eusko Alkartasuna y Exviceconsejero de Inserción Social y Familia.