La ausencia de galerías de arte ha definido la última década de la escena creativa de nuestro territorio. Sin embargo, este vacío ha ejercido como catalizador, instando a la comunidad artística a asumir un papel más activo en la difusión de sus trabajos. Entre las propuestas más notables de estos últimos años, destacan aquellas que han florecido en el seno de espacios independientes y alternativos. Un ejemplo de esto es El Estado del Arte, un espacio expositivo localizado en el periférico barrio de Zabalgana y regentado por el reflexivo artista Rubén Díaz de Corcuera. Este refugio, junto a otros semejantes, ha arrojado destellos luminosos en medio de las tinieblas del panorama artístico local. El Estado del Arte se configura como un foro especialmente concebido para que el artista tome la palabra y comparta sus descubrimientos. En esta ocasión, y por tercera vez en apenas do años, Rubén descorre las cortinas de su espacio, desvelando un nuevo capítulo en su intrincado catálogo: el enigma del “negro absoluto”, bajo la denominación Itzalaldia / Blackout / Apagón. Un recorrido por el abismo se despliega ante nosotros. A través de cinco obras, el artista nos sumerge en un abismo de reflexión, donde la ausencia de luz se convierte en la protagonista. Rubén nos desafía con una experiencia de negritud y oscuridad que trasciende lo rutinario, sacudiendo nuestra percepción y desvelando emociones inexploradas.

La búsqueda del “negro absoluto” es un concepto que ha inquietado tanto a científicos como a artistas a lo largo de la historia. Un negro tan profundo y absorbente que parece devorar toda luz, incluso aquella que es visible. Esta obsesión ha generado un fascinante diálogo entre la ciencia y el arte, explorando no solo cuestiones vinculadas a la percepción visual, sino también significados y connotaciones más profundas y perturbadoras. De esta manera, incluso en la oscuridad aparente, aflora un mundo repleto de posibilidades por descubrir, semejante a un abismo de significado en el corazón de las tinieblas. Hay un ápice de luz –y significado, por lo tanto– en la oscuridad absoluta, que se nos antoja inalcanzable, una utopia, incluso cerrando los ojos en la noche más carrada.

¿Podría Vitoria-Gasteiz albergar el cuadro más oscuro jamás pintado en la historia? Así lo sostiene Rubén, en referencia a una de las obras que exhibe, la cual lleva el audaz título de La pintura más negra de la historia. Esta aseveración, desafiante en su naturaleza, queda a disposición del público a partir de hoy y hasta bien avanzado el año 2024.

Apagón brilla desde la penumbra como una de las propuestas más notables del escenario artístico de la ciudad. La muestra nos presenta propuestas que desafían la percepción del espectador, explorando conceptos filosóficos perturbadores, como la dualidad entre presencia y ausencia, memoria y olvido. En medio de la oscuridad, “Apagón”, que se inaugura hoy mismo, invita al espectador a explorar la negrura en busca de la luz.