Finalizada la Vuelta es hora de hacer balance. Como no podía ser de otra manera, hay que resaltar la victoria de Sepp Kuss. Enhorabuena para él y para el Jumbo, que copó el podio con Jonas Vingegaard y Primoz Roglic. Una Vuelta redonda para el equipo neerlandés y una temporada inmejorable, en la que han vencido todas las grandes. El Giro para Roglic, el Tour para Vingegaard y la Vuelta para Kuss. Histórico. No sé si lo volveremos a ver. Muchas veces se ha criticado al Jumbo por sus estrategias y su modo de llevar las carreras, pero han demostrado que son los mejores con diferencia. No sólo se trata del presupuesto. Existen equipos con mayores presupuestos y no logran mejores resultados. En ese aspecto, un diez para el Jumbo, el mejor equipo. Lo ha demostrado con creces y ha llevado la carrera por donde le interesaba en todo momento. Todas las decisiones adoptadas han sido las correctas. Para ellos, un Vuelta inmejorable en un año inolvidable. Del resto de la general, poco que decir. Landa ha dado la cara y ha ido de menos a más. Ayuso y Mas, por debajo de lo esperado. No han intentado nada. No era sencillo, pero si no intentas cosas distintas frente a equipos así, es imposible. No me gustaría cerrar la Vuelta sin repasar lo ocurrido fuera de la competición. Ha estado repleta de incidentes. Demasiados. La organización tendrá que reflexionar. La imagen de la carrera sale dañada. Deberán hacer autocrítica. Han sido muchos episodios que una carrera no se puede permitir. El apagón de Barcelona, el recorte para los tiempos de la general en dos etapas, el incidente con Evenepoel tras ganar en Arinsal o el trato de la fuerzas de seguridad a auxiliares de equipo. Eso queda en el debe de una carrera con una gran participación pero en la que salvo el Jumbo y Evenepoel poco más ha ocurrido.
El autor es director deportivo del Grupo Eulen-Nuuk