La celebración del Aberri Eguna se convierte año tras año en la reivindicación pública más significativa del compromiso que todos y todas las abertzales tenemos con la construcción de un Estado Vasco independiente.
En este 2023 además, las dificultades que pasan miles de familias que se ven obligadas a elegir entre calentar sus hogares o comprar alimentos nos muestra la necesidad, cada vez más evidente, de poder decidir aquí y ahora respecto a todos los temas que nos afectan, desde la sanidad hasta las pensiones, desde la vivienda, hasta la educación, la cultura, los derechos lingüísticos, el medio ambiente o para que el feminismo conquiste nuevos espacios. Ahora mismo no podemos decidir ni les podemos hacer frente a estos retos de una manera adecuada y con perspectiva de país ya que no disponemos de plenos poderes de decisión en la mayoría de las materias y menos aún estando divididos en 3 administraciones y 2 estados.
Por eso, los partidos políticos abertzales tenemos la obligación, hoy más que nunca, de condicionar la acción política al avance soberanista. Nuestra actividad del día a día debe impulsar el avance real hacia el Estado Vasco independiente. No hacerlo supone una evidente dejación de nuestros objetivos nacionales.
Los hombres y mujeres de EA establecimos como objetivo fundacional del partido, desde el día de su nacimiento, la consecución, mediante el ejercicio democrático de la autodeterminación, de un Estado Vasco justo, solidario e independiente. Por ello vemos con inmensa preocupación la acción política de los partidos abertzales en Madrid, que dejando a un lado soflamas y vítores propios del Aberri Eguna, conlleva la legitimación de los ámbitos institucionales españoles.
Hoy por hoy, en Catalunya, la sociedad civil se está preparando para un segundo embate, tomando buena nota de los errores y aciertos de la primera fase, a pesar del lawfare, la represión y entreguismo de su gobierno y de parte de las estructuras de los partidos; en Euskal Herria, sin embargo, no hay ni hoja de ruta, ni conflicto político ni confrontación con los estados, y la autodeterminación o la independencia no está en las agendas de los partidos políticos nacionalistas, porque otros temas son ahora sus prioridades. Pero es el camino de la confrontación con los estados el que da frutos. La excéntrica idea de hacer una consulta en Arenys de Munt incomodó a los partidos, trastocó el marco establecido y condujo a la celebración del 1 de Octubre, un acto de confrontación democrática con el estado sobre el cual se asentarán otros.
Compartimos la necesidad de dar pasos en avances sociales. Sin ningún tipo de duda. Pero con una diferencia sustancial con respecto a lo que hasta ahora se está acordando en Madrid: esos avances sociales tienen que estar ligados a una apuesta estratégica por la confrontación democrática y a la suma de fuerzas en torno a una defensa del derecho de autodeterminación que pudiera sentirse huérfana en la estrategia que hasta ahora se ha llevado en Madrid.
Sabemos, porque públicamente además así se ha trasladado, que la acción política en Madrid ha estado supeditada a la consecución del final de la política de dispersión. Política de dispersión cruel sin duda alguna, que los hombres y mujeres de EA hemos denunciado sin ambages. Pero, ¿qué avances nacionales ha supuesto este objetivo máximo al que se ha supeditado toda la acción política? Ninguno.
Sin poner en duda los beneficios y el impacto que el acuerdo en materia del sistema español de pensiones tiene para muchas personas, exhibir gozosos el mismo renunciando a la reivindicación de un sistema propio de pensiones para Euskal Herria supone, de facto, asimilarnos al nacionalismo español de izquierda, y renunciar a nuestros derechos como pueblo.
El efecto de legitimación de las Instituciones Estatales que conlleva el hecho de fijar el foco principal de actuación política y acuerdos en Madrid, supone y así lo señalan los últimos estudios sociológicos, rebajar sustancialmente el porcentaje de la población favorable al ejercicio del derecho a decidir y la independencia. Esa relajación de las ansias de ejercer el derecho democrático que nos corresponde y pérdida de la conciencia nacional debería encender todas las alarmas de cualquier abertzale y por supuesto, de todas las formaciones políticas que compartimos el objetivo de un Estado Vasco, de una República Vasca.
Sin embargo, la recuperación y construcción de la conciencia nacional es imprescindible para avanzar hacia un Estado Vasco: a menos que la conciencia nacional vasca se extienda en nuestra sociedad, Euskal Herria nunca alcanzará la plena autodeterminación.
Esta desmovilización de la sociedad vasca en Hegoalde es fruto de lo que vienen haciendo los partidos políticos nacionalistas vascos. Se han acomodado a un marco estatal.
¡No hay tiempo que perder! Los hombres y mujeres de Eusko Alkartasuna lo tenemos muy claro: la construcción de una sociedad más euskaldun, justa, sostenible y solidaria está condicionada al avance en materia de soberanía; la participación y sostenimientos de gobiernos en las diferentes instituciones, en un marco agotado como el actual, debe ir inseparablemente conjugada con compromisos de avance soberanista nítidos.
Se precisan compromisos concretos, tareas a emprender y ejes estratégicos a impulsar y plazos establecidos para alcanzar el ejercicio del derecho de autodeterminación que nos corresponde como pueblo, la consecución, mediante el ejercicio democrático de la autodeterminación, de un Estado Vasco justo, solidario, feminista e independiente.
Nuestra prioridad será siempre la búsqueda de sinergias y la coordinación y articulación de las diferentes expresiones abertzales y soberanistas del país al servicio del reforzamiento de la conciencia nacional y el impulso del derecho a decidir.
Sabemos por experiencia que la lucha ideológica y el camino hacia la soberanía exige coherencia, mucha coherencia, entre postulados y actuaciones. Y abogamos nuevamente por esa coherencia. Lo contrario produce un gravísimo retroceso en la conciencia nacional de la bondad del ejercicio soberano que desgraciadamente ya estamos viendo en nuestra sociedad, incluso entre los sectores supuestamente más soberanistas.
Nosotros y nosotras mostramos públicamente nuestra disposición a liderar la reivindicación del derecho a la autodeterminación del país y erigirla como prioridad y condicionar las actuaciones institucionales al avance en ese camino.
Y lo haremos junto a todas las formaciones abertzales, a través de contactos estables encaminados a generar un posible clima de entendimiento en torno a las posibilidades existentes de avance democrático nacional, reivindicando la confrontación (a través de la lengua también) y la construcción de la soberanía nacional. Y también reforzando los lazos con la diáspora que sin duda debe de convertirse en un elemento clave a la hora de proyectar la realidad nacional vasca y denunciar las actuaciones antidemocráticas de los estados español y francés, buscando apoyos y complicidades para nuestra causa a nivel internacional.
Tenemos claro el objetivo, tengamos claro también el camino.
Celebremos el Aberri Eguna los 365 días del año, desde Iruñea, las que estemos aquí o desde la lejana y querida diáspora. Zorionak!!!
Miembros de Eusko Alkartasuna (Araba). Firman también Unai Ziarreta y Eguzkiñe Agirre (Bizkaia), Jesus Mari Agirrezabala, Begotxu Olaizola (Gipuzkoa), Miren Aranoa y Peio Gurbindo (Nafarroa)