n 2011, Xabier Agirre nos heló, literalmente, la sangre con el final de su discurso en el pleno de investidura de las Juntas Generales de Araba. En un momento sin duda excepcional, el político jeltzale desveló en apenas tres minutos el chantaje al que quería someterle la extinta Ezker Batua para apoyar su reelección al frente de la principal institución del territorio. Votos por dinero y recolocaciones. Estos días me da por pensar, ante el acuerdo de PP y Vox en Castilla y León, qué diría hoy un hombre que supo que no todo vale en política por permanecer en el sillón. Y que lo demostró con creces. Xabier Agirre dijo no a tamaña sinvergonzonería, optó por perder la principal institución del territorio alavés y fue fiel a sus principios. El PP, en cambio, ha dicho sí al chantaje de un partido que ha hecho del cuestionamiento de derechos y valores fundamentales su bandera. Durante esta semana, varios de sus dirigentes se han esforzado en señalar que, casi, no tienen otra opción que gobernar-pactar con Vox. Porque el error del PP sería, argumentan, caer en la trampa de establecer un cordón sanitario contra la extrema derecha que solo conduce a su partido a un callejón sin salida en cuanto a la gobernabilidad. En resumidas cuentas, que Vox es lo que es, pero que no hay otra a la que agarrarse.

Pero sí hay opción. Siempre la hay. Xabier Agirre, y con él el PNV, lo demostró hace más de una década. El fascismo del que tanto hablamos estos días por la invasión de Vladímir Putin a Ucrania se ha colado de manera vergonzante en un gobierno y lo ha hecho por la puerta grande. Con vara de mando, gestión directa de presupuestos y toma de decisiones. Ese es el precio que ha decidido pagar el PP por mantenerse en el poder. Les recomiendo que recuperen, si pueden, en un portal de internet aquel memorable momento de Agirre. Un legado que este gran político nos dejó para que tengamos siempre presente que no se puede poner precio ni al sillón ni a la dignidad. Eso sí que fue un ejercicio de responsabilidad y no lo que -solo defiende el PP- ha sucedido en Castilla y León.