ucho ha pasado desde que en 2017 Arkaitz Rodríguez se hiciera con el control de Sortu. Y parece que, de cara al exterior, estuvieran en la misma casilla de salida o, peor, hubiesen retrocedido habida cuenta de sus últimos apoyos públicos a presos de ETA, caso de Mikel Antza, etc.
Hoy, la formación que representa la línea más dura de la coalición EH Bildu, entra en una nueva etapa para, según sus propias reflexiones, dar paso a una nueva generación de líderes. Una estrategia política-deseo-aspiraciones que choca, sin embargo, con parte de quienes integran esa, por otro lado, única plancha a ser refrendada. Ahí tenemos a los exjefes de la organización criminal, David Pla y Elena Beloki. Para otro artículo.
Cualquier momento electoral, sea tanto en clave externa como interna, pesa a toda formación política. En los últimos tiempos, Sortu ha ido tejiendo su carta de presentación ante su masa social con un evidente giro pragmático lejos, por ejemplo, de la asunción del dolor de las víctimas de ETA que el propio Arkaitz Rodríguez protagonizó junto a Otegi en el Palacio de Aiete. Y, para contrarrestar el efecto interno de tal posicionamiento, de un tiempo a esta parte se han ido seleccionando momentos con los que mostrar su inquebrantable lealtad a sus principios. Gracias a ello hemos podido constatar que la izquierda abertzale está en las antípodas de asumir que lo que ETA hizo estuvo mal y que es necesario expresarlo públicamente. Con la palabra que se quiera o como se quiera, pero hacerlo.
Hoy, llega el turno de revalidarse ante sus bases. En 2017 Rodríguez fue elegido por primera vez secretario general con 406 votos a favor, uno en contra, siete en blanco y 19 abstenciones. Los números que logre ahora serán determinantes para saber los apoyos con los que cuenta ese zigzag que muestra un no poder y, cada vez más parece, un no querer.
En castellano, Harkaitz se traduce como roca. Confiemos en que no sea la manera que tengamos de entender que el recién reelegido secretario de Sortu será impasible en sus posiciones del pasado por mucho que todos y todas estemos esperando lo contrario.