be a lady, they said es el título de un vídeo que circula por las redes en el que al tiempo que se nos muestran numerosas imágenes de mujeres en anuncios publicitarios, revistas y televisión, se enumeran algunos de los mandatos que las mujeres vamos absorbiendo como una esponja a lo largo de nuestra vida. Mandatos muchas veces contradictorios que nos piden, por ejemplo, ser sexys y puras a la vez, sucias y limpias, celestiales y terrenales. La actriz Cynthia Nixon va enumerando en el vídeo algunos de estos mensajes como: Tu falda está muy corta, tu falda está muy larga, no muestres tanta piel, cúbrete, luce sexy, luce hot, no seas tan provocativa, estás pidiéndolo, sé pura, sé sexual, sé experimentada, sé inocente, sé sucia, no seas tan mojigata? No seas muy flaca, come, adelgaza, no seas gorda?

Estoy viendo el vídeo mientras tengo a mi lado a mi hija, aún niña, pero no por ello libre del bombardeo. Sin cumplir todavía los diez años, la veo imitando gestos sexys de protagonistas de los vídeos que ve en Youtube, subiéndose la camiseta para mostrar el ombligo mientras baila o aprendiendo en un tutorial a pintarse las uñas o los ojos para estar atractiva. La veo viendo imágenes de niñas hipersexualizadas y mirándose después la tripa y diciéndome que está gorda y que igual tiene que hacer dieta, y pienso que está en camino ya, preparada para absorber todos esos mensajes que le incitarán a moldear su cuerpo siguiendo el canon, a mostrarse sexy, a mostrarse hot, a ponerse a dieta, a depilárselo todo?

Y quiero decirle que no, que su tripa es preciosa, que no tiene que convertirse en un objeto para el disfrute de nadie, que es única y valiosa, pero mis palabras no son suficientes para parar la corriente. No tengo mascarilla para parar este virus. O quizá sí. La he llamado a mi lado y nos hemos puesto a ver el vídeo juntas, mientras le hablo, le cuento. Tengo que vacunarla cuanto antes. Tenemos que vacunarnos cuanto antes.