Los juegos del hambre: Balada de pájaros cantores y serpientes llega a las pantallas mañana y cuestiona el origen de la maldad humana a través de la historia del joven Coriolanus Snow, en una precuela muy musical que rememora las primeras películas de la franquicia.

“Creo que la historia de Suzanne Collins (escritora) plantea cómo es que la gente llega a ser así (mala). No sé si alguna vez se obtiene la respuesta, pero creo que sólo con hacer la pregunta consigues mantenerte más alejado del mal”, responde el protagonista Tom Blyth en una entrevista en Los Ángeles, días después de que la huelga de los actores de Hollywood llegara a su fin.

La serie de películas de Los juegos del hambre, basada en la trilogía de la autora estadounidense Suzanne Collins, es una de las franquicias más exitosas de todos los tiempos y ha recaudado hasta el momento cerca de 2.756 millones de euros.

Situada 64 años antes que de que Katniss Everdeen (interpretada anteriormente por Jennifer Lawrence) se ofreciera voluntariamente como Tributo, y décadas antes de que Snow se convirtiera en el tiránico presidente de Panem, la quinta entrega de Lionsgate ahonda en el pasado de los violentos Juegos del Hambre y sienta las bases de su éxito en el futuro.

Blyth da vida a Snow, quien con 18 años busca recuperar el prestigio de su familia y para hacerlo tendrá que lograr que la joven Lucy Gray Bird, interpretada por Rachel Zegler, el tributo femenino del empobrecido Distrito 12, sea la triunfadora de los juegos de ese año.

La cinta dirigida por Francis Lawrence muestra a Snow como un chico ambicioso, pero sensible, y retrata la ambivalencia de sus actos en el camino. “La gente no es mala, es el mundo el que los convierte en eso”, dice en la ficción Lucy, quien con su encanto enamorará a la audiencia y le dará otro significado al espectáculo mediático del que es víctima.

La joven sigue la tradición de personajes femeninos fuertes, valientes y rebeldes de las películas pasadas, con la particularidad de que su talento principal recae en la música y su mayor fortaleza es su voz.

Además, es la responsable de darle un toque musical que hasta entonces no habían tenido las entregas anteriores de forma tan explícita. “Hay una escena en la que Lucy conmueve a todo el mundo por la humanidad que muestra al cantar. Nadie en la capital la ve realmente como una persona con sentimientos hasta que se levanta y dice: Tengo un corazón tan grande que no puedo hablar de él, tengo que cantar”, comenta Zegler.

Para la actriz Hunter Schafer, quien encarna a Tigris, la empática y cercana prima de Coriolanus Snow y quien intentará en múltiples ocasiones encauzarlo hacia el camino del bien, la clave de la cinta está en la oportunidad que brinda al espectador de relacionarse emotivamente con su protagonista para después poner en una balanza sus propias acciones.

“Creo que el punto es que la audiencia pueda verse reflejada en Coryo al inicio, y después verlo convertirse en alguien aterrador y diferente de quienes ellos son”, responde. La película vuelve a poner sobre la mesa temas de crítica social que han sido recurrentes en la distopía de Collins, como el papel de los medios de comunicación ante el sufrimiento humano y el consumo de las masas, los límites de la moral frente a la supervivencia y la ambición de poder.