‘Doom’ es una de esas marcas que no necesita presentación. La serie lleva décadas reventando demonios en todo tipo de dispositivos, desde calculadoras hasta relojes inteligentes. Pero más allá de lo anecdótico, hay elementos que se mantienen imperturbables en cada entrega, como una jugabilidad que no perdona, un arsenal pensado para machacar sin descanso, y una ambientación que, por exagerada que sea, siempre tiene algo que funciona. Con ‘The Dark Ages’, id Software decide mirar hacia atrás mientras da un salto adelante. Pero muy hacia atrás.

Precuela de hace un tiempo

Me explico querido lector. Esta nueva entrega para PC, (aunque también lo juegan en PS y Xbox), se ofrece como una precuela directa del directísimo ‘DOOM’ (2016) y de ‘Eternal’ (2020). Pero más allá de los datos cronológicos, si hay algo que realmente la distingue en estas tierras es su ambientación medieval. Es decir, sigues teniendo tus escopetas, pero también flails, mayales y un escudo que puede atravesar a varios enemigos antes de volver a tu mano como si fuera el martillo de un dios nórdico. También hay dragones.

En realidad, no es necesario haber jugado los anteriores títulos para disfrutar plenamente de ‘The Dark Ages’, ya que propone una historia sencilla y algo desconectada de sus predecesores, que funciona muy bien como telón de fondo para lo que realmente importa (machacar cráneos). Eso sí, hay escenas narrativas bien cuidadas, con una dirección más cercana a lo cinematográfico, e incluso un doblaje completo que rinde bastante bien.

Para un momentito, con más pausa

El núcleo de ‘DOOM’ sigue estando en su ritmo. Esta vez, eso sí, con matices. La inclusión de armas cuerpo a cuerpo más pesadas y de mecánicas como el parry con escudo hace que la velocidad baje medio punto. No es que sea lento, pero sí obliga a pensar un poco más antes de lanzarse. La sensación de potencia se mantiene, pero ahora el control del espacio y el momento de bloquear ganan relevancia.

El arsenal tiene personalidad. La Super Escopeta sigue siendo una apuesta segura, pero el escudo-sierra y el Ciclador (una especie de ametralladora retroalimentada) ofrecen alternativas muy jugosas. Eso sí, no todas las armas resultan igual de útiles. A menudo basta con dos o tres bien escogidas para pasar por encima de todo lo que se mueve. Afortunadamente, hay incentivos como mejoras, secretos, retos opcionales y pequeñas áreas con mecánicas distintas que aportan algo de aire al conjunto.

Doom 'DOOM The Dark Ages'.

 Buscando rutas ocultas

Cada nivel presenta tres desafíos secundarios. No son obligatorios, pero sí aportan un motivo adicional para rejugar. También hay zonas secretas, coleccionables y rutas alternativas que alargan una campaña que puede durar entre 15 y 20 horas, dependiendo de cuánto quieras escarbar. En este caso, suele ir ligado a buenas recompensas. El diseño de niveles, aunque lineal, aprovecha bien el espacio y rara vez se percibe como redundante.

El apartado técnico se mantiene en lo esperado. La versión de PC corre con soltura, y en equipos potentes puede alcanzar cifras de frames por segundo absurdas. En nuestro caso, jugamos con una RTX 5070, DLSS 4.0 y Path Tracing activado sin ningún problema. Incluso en configuraciones medias, el juego mantiene un aspecto y un rendimiento del que no hay demasiado que comentar.

En definitiva, nuevo DOOM se apoya en esa mezcla de violencia, precisión y ritmo que siempre ha definido a la saga. Pero lo hace con cierta contención. No va por la vía del exceso como ‘Eternal’, sino que opta por una experiencia más directa, casi austera en algunas ocasiones, pero que sigue ofreciendo momentos brillantes de pura acción.