Ciudades como Barcelona han hecho saltar las alarmas por la invasión de la hormiga loca, conocida como Paratrechina longicornis. La primera vez que se detectaron fue en febrero de 2020, antes de la pandemia, en el puerto de la ciudad. Aunque se erradicaron aplicando un tratamiento agresivo, ahora la especie ha vuelto a ser vista en Montjuïc y en el centro de la urbe.

El origen de esta especie invasora se sitúa en África, precisamente en ambientes tropicales. La hormiga loca entra a los países mediante el transporte de mercancías, normalmente por frutas y alimentos importados. Además, posee una increíble capacidad de adaptación.

En esta situación, la pregunta que nos hacemos es la siguiente: ¿podría llegar a Euskadi? ¿Ante qué tipo de insecto nos encontramos? ¿Es realmente peligroso?

Una colonia de hormiga loca Pexels

Comportamiento extraño

La característica principal por la que recibe el apodo de ‘loca’, es por su comportamiento errático. A diferencia del resto de hormigas, nunca se desplazan en la clásica línea recta; viajan de forma dispersa, imitando los movimientos de abejas o mosquitos.

Asimismo, cuentan con la habilidad de formar nidos de tamaños inmensos. Es decir, su seña de identidad es la tendencia a formar ‘supercolonias’, en las que millones de individuos pueden colaborar en una red social y de recursos de estructura compleja.

Otro punto a saber sobre esta especie es que es polígina, lo cual quiere decir que puede albergar varias reinas en una misma colonia, sin que surjan conflictos entre ellas. Este ‘modus operandi’ contribuye a aumentar el número de obreras trabajando en conjunto en el nido.

Hormigas, en una imagen de archivo. Sebastian Carrasco

El nivel de dispersión

Respecto a los efectos perjudiciales, esta hormiga, al ser invasora, provoca que el resto de especies nativas e invertebrados se vean obligadas a dejar sus hábitats. También cuenta con un alto nivel de dispersión, con lo que puede encontrar nuevos emplazamientos para sus colonias rápidamente.

Según los análisis realizados por el ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, la hormiga loca tiene un significativo impacto social, llegando a considerarse una “plaga agrícola”, pues puede ayudar en la distribución y protección de especies como pulgones y cochinillas.

Como consecuencia, este tipo de hormiga provoca un mayor mal social que económico, pues puede bloquear alcantarillados o acceder y formar nidos en las viviendas de las grandes ciudades.

Un ejemplar de la hormiga loca, 'Paratrechina longicornis' Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente del Gobierno de España.

Cómo combatirla

Las principales formas de erradicación de la hormiga loca son prácticamente las mismas que con cualquier otro tipo de plaga de insectos. Deben eliminarse sus fuentes de alimento, para que no dispongan de comida en las zonas infestadas.

Y, al mismo tiempo, sellar sus colonias, a través de insecticidas y venenos. No obstante, se debe de actuar con rapidez, debido a su capacidad para reproducirse fácilmente.

Aparición del problema

Recientemente, la hormiga loca ha vuelto a invadir Cataluña y concretamente Barcelona. Esta especie invasora se ha detectado en diferentes puntos de la ciudad como Montjuic, en el cementerio y en los jardines de Mossèn Costa i Lloberay y en plaza Cataluña.

En una revisión rutinaria, se han localizado tres focos en distintos puntos de la capital catalana. Los expertos indican que no supone un peligro para la salud pública, pues solo podría tener un impacto económico.

Actuación de las autoridades a la invasión de las hormigas locas. Generalitat de Catalunya.

Esta hormiga exótica se detectó por primera vez en Cataluña en febrero de 2020 en el Puerto de Barcelona, y posteriormente se hallaron más hormigas locas en una rotonda, al igual que varias colonias bajo las tapas del alcantarillado y el suministro.

Como la distribución de esta especie estaba acotada a una zona, únicamente se desinfectó con tratamiento insecticida gracias a la intervención de la Generalitat junto a la empresa Bionet. Y fue a finales del año pasado cuando se comenzó a detectar de nuevo.