Es un hecho muy comentado y es real. Acabamos de hablar de algún tema, de un viaje, de un aparato y a los pocos minutos en el móvil aparece publicidad sobre lo que sea que hayamos hablado. Tras la extrañeza de la primera vez y varias repeticiones de la jugada, la conclusión más común es que alguien nos espía a través del móvil para colarnos anuncios. Pero, ¿y si nos espían para otras cosas?

A este respecto, un estudio de la empresa de ciberseguridad NordVPN ha constatado que el 45% de los españoles tiene esta sensación de sentirse espiados, y señalan a los smartphones como principales sospechosos, seguidos por los ordenadores y las tablets como los dispositivos donde les aparecían anuncios relacionados con cosas de las que habían hablado. Esto les daba cierta sensación de inseguridad y de sentirse rastreados.

Cerrar el acceso al micrófono de algunas aplicaciones que no lo necesitan es un paso para evitar ser escuchado. Freepik

Y la verdad es que tiene razón. Son muchos los aparatos inteligentes que cuenta con un sistema de rastreo ultrasónico y este sistema es el que no escucha a través de aplicaciones que nos cuelan un acceso al micrófono a veces consentido y a veces no. Además, tampoco tiene que ser programas malintencionados ya que también pueden ser aplicaciones legales que solicitan permiso para acceder al micrófono como también piden permiso para acceder a la galería de fotos, de videos o a la ubicación por GPS.

Este acceso, según explican desde NordVPN, “no requiere datos móviles ni conexión wifi, sino solo acceso al micrófono para escuchar las balizas, el rastreo funciona incluso cuando se ha desconectado el teléfono de internet”. Esta balizas ultrasónicas recogen sonidos que no son percibidos por las personas. Además se utilizan par vincular todos los dispositivos y rastrear su comportamiento y su ubicación, con lo cual se recopila más información que solo la hablada.

Como solución, la primera es no conceder todos los permisos que demandan las app. Hay aplicaciones que no necesitan el micrófono para nada aunque piden acceder a él. Se les deniega, y listo. Si ya esta instalada, se revisa los permisos y se desactivan. Pero no siempre es posible hacer esto por lo que otra medida oportuna es la de utilizar navegadores que no creen perfiles ni que guarden datos del usuarios o de la búsqueda. Un tercer truco es utilizar un VPN, siglas en inglés de Virtual Private Network (red privad virtual), que te permite conectarte a internet a través de un servidor intermedio que cambia la IP, no utiliza la asignada por el proveedor contratado e impide que te identifiquen y sepas quién eres realmente.

Pero no escuchan tanto

Ahora bien, este espionaje que parece tan generalizado en realidad no parece ser así. De entrada por una cuestión práctica: el consumo de energía de espiar todo el día a todo el mundo resulta desorbitado, además de que almacenar estos datos es prácticamente imposible.

Además, lo más común es que sean los propios usuarios los que faciliten todas la información necesaria para que nos llegue la publicidad específica que parece que necesitamos. Cada búsqueda en las web, cada intercambió en las redes sociales, la geolocalización, contenido que comentamos, cuentas en las que entramos, amigos que tenemos ofrecen información suficiente para que nos manden lo que creen que puede interesarnos y acertar.