DESDE 1998, cada año Steve Jobs empezó a usar la frase “One more thing…” para presentar al final de toda la Keynote un lanzamiento especial, dando la impresión de que se trataba de un invento más y no del que debería ser su producto estrella del año. El año 2007 la utilizó para referirse al lanzamiento de La tienda de Música de iTunes (vía WiFi), y no al que de momento es el invento tecnológico del siglo, el iPhone.
No sé si te has sentado un minuto a pensar de verdad cómo un simple smartphone ha cambiado nuestros hábitos a la hora de relacionarnos con las personas (Instagram), comunicarnos mediante mensajes (WhatsApp) en lugar de llamadas, la forma de hacer fotos (selfies), escuchar música, pedir comida o las miles y miles de aplicaciones que se nos están ocurriendo a todos y que antes no existían. Quizás lo importante no sea el invento en sí, sino el ecosistema de empresas, aplicaciones e ideas que han surgido a su alrededor.
Pero desde ese año, no hemos vuelto a tener un hito tecnológico que veamos pueda llegar a convertirse en esa idea tractora que arrastre a los emprendedores a volver a revolucionar la sociedad con sus inventos. Quizás todavía no somos conscientes pero la llegada del coronavirus puede hacer que surja una nueva revolución que lance a la luz nuevos inventos y desarrollos tecnológicos, que su fin último sea el beneficio de la sociedad.
Mucha gente me pregunta hasta qué punto la tecnología ha podido ayudar a que tengamos una vacuna en meses, cuando hasta el año pasado se necesitaban años y años. Está claro que la aparatología de los laboratorios ha evolucionado muchísimo y que hay más laboratorios e investigadores que nunca. Pero hay unos avances tecnológicos en la sombra que han hecho posible que este sueño se convierta en realidad. Por un lado la Inteligencia Artificial permite hacer miles y miles de simulaciones teóricas y generar una inmensa cantidad de datos que un humano hubiera tardado años en identificar y procesar.
El método error-acierto sigue siendo la base de la investigación, pero ahora podemos ir siguiendo el camino del acierto mientras un ordenador nos guía. Y el otro factor es el tratamiento de millones de datos que los investigadores comparten y que se pueden analizar gracias a los avances del Big Data y el Cloud Computing. Si a esto añadimos la robótica que es capaz de acelerar no solo el desarrollo sino la producción en un tiempo récord de millones de dosis de las vacunas, tenemos lo que llamamos la tormenta perfecta.
No vamos a engañarnos, todo esto no se hubiera conseguido sin la inyección de cantidades de dinero que jamás se habían empleado en la investigación de una vacuna. Si antes para conseguir 1.000 candidatos para probar una vacuna necesitabas años, ahora solo hemos tenido que incentivar económicamente a 100 mil y hemos adelantado ese proceso a meses.
Ahora el reto tecnológico va a estar, usando esas 4 herramientas que hemos nombrado, en poder controlar el desarrollo del uso de la vacuna. Conocer de verdad quién se ha vacunado va a ser fundamental para saber la eficacia y poder salir de todo esto. Falsificar un papel que diga “yo estoy vacunado” y caer enfermo puede hacer que los rebrotes nos vuelvan a hundir.
Esa “One more thing…”, que por cierto, el primero en utilizarla fue el teniente Colombo justo al resolver el caso al final del episodio, estoy seguro que está por venir y va a tener relación con el maldito coronavirus.