La ducha va más allá de ese hábito de higiene al que estamos acostumbrados. No se limita a eliminar el sudor y el calor: nos recompone física y anímicamente, repercutiendo en el bienestar personal. Por lo tanto, podríamos considerarlo un ritual de relajación en el día a día, para desconectar de la agobiante rutina
No obstante, hay un detalle que se olvida normalmente y es la forma en la que se toma la ducha. Es decir, por muy simple que parecer, hay que hacerlo correctamente para que se puedan notar sus efectos en el cuerpo.
Errores comunes al ducharse
La dermatóloga Ana Molina (@dr.anamolina) ha repasado en un vídeo de sus redes sociales un par de fallos muy frecuentes al ducharse. Se trata, nada más y nada menos, que del uso de la esponja y la creencia de que la espuma limpia la piel.
Este par de equivocaciones puede poner en claro riesgo la salud de la piel, sobre todo si es sensible o ha sufrido enfermedades como el acné, por ejemplo.
- El problema con las esponjas
Por muy útil que pueda parecer la esponja, lo cierto es que usarla no presenta muchas ventajas. Las que están compuestas de vegetales o materiales sintéticos suelen acumular mucha humedad, siendo un claro foco de bacterias, hongos y moho.
Por no hablar de que frotar con fuerza, la piel es perjudicial y puede llegar provocar irritaciones y microlesiones.
Según la experta, lo mejor es no usarlas. Basta con aplicar el gel en la mano y extenderlo por todo el cuerpo sin rascar, fijándonos únicamente en las zonas que lo necesitan y están expuestas al sudor. Es decir: genitales, axilas, pies, etc., y no por todo el cuerpo.
- La falsa promesa de la espuma
Asimismo, existe el mito de que cuanta más espuma da un gel, más efectivo es la limpieza en la ducha. Nada más lejos de la realidad: es tan solo un efecto visual y sensorial fruto de ingredientes añadidos como los detergentes espumantes.
Esto quiere decir que este hecho no garantiza que el producto sean cien por cien eficiente, pues hay geles suaves y de calidad que casi no generan espuma y limpian a la perfección.
Tal y como señala la dermatóloga Ana Molina, el exceso de espuma es sinónimo de un producto agresivo que daña las propiedades naturales de la piel. Del mismo modo, la espuma no es la que limpia, sino las partículas tensioactivas que contiene el gel.
Consejos prácticos para una ducha saludable
Dejando a un lado estos dos errores comunes al ducharse, lo más recomendable es vigilar la forma en que se hace y los movimientos. Se debe emplear agua tibia y no caliente porque las altas temperaturas deshidratan y afectan a la piel.
Por otro lado, el tiempo aconsejable para ducharse no puede ser superior a los diez minutos, y la piel hay que secarla con suavidad, sin frotar. Después de la sesión, utiliza crema hidratante mientras la piel aún está húmeda para conservar mejor la humedad.