El ambiente está cargado. El Maccabi de Tel Aviv no es un equipo que caiga precisamente simpático en Vitoria y la guerra iniciada por Israel en la Franja de Gaza el pasado 7 de octubre ha aumentado si cabe la animadversión hacia el conjunto hebreo en buena parte de la afición baskonista.
La invasión sufrida por el pueblo palestino ha caldeado aún más la previa del duelo. La tensión se palpa en ciertos sectores de la afición azulgrana.
De momento, el grupo de animación Indar Baskonia se ha sumado a las reivindicaciones de BDZ-Araba (Boicot, Desinversiones y Sanciones contra el régimen de Apartheid de Israel) con el objetivo de “denunciar la campaña de blanqueamiento del genocidio y la limpieza étnica contra la población palestina”.
Ambos colectivos se han unido y han animado a los aficionados baskonistas a entrar al Buesa Arena cinco minutos más tarde del inicio del partido “en señal de duelo y respeto por las 26.500 personas (13.000 de ellas niñas y niños) asesinadas por Israel” en la zona.
Además, desde la agrupación BDZ Araba incidieron en que aquellos aficionados que lo deseen “exhiban banderas de Palestina y Sudáfrica (principal impulsora de la querella por genocidio contra Israel en Tribunal Internacional de Justicia), unos símbolos legales y que de ninguna manera les pueden ser arrebatados”.
En este sentido, recordaron que deben exigir “su identificación a cualquier agente de cualquier cuerpo de seguridad local o extranjero” que pretenda retirar dichos símbolos.
Banderas palestinas
Habida cuenta de que desde el colectivo BDZ se repartirán numerosas banderas palestinas en los aledaños del pabellón y temiendo que estas se las puedan retirar en las puertas de acceso al recinto, sospechan que se pueda producir algún momento de tensión entre la seguridad y los aficionados.
El debate está abierto entre los seguidores azulgranas, entre quienes consideran que algo hay que hacer y los que entienden que por muchas protestas que se lleven a cabo si no se va al pabellón y se anima al equipo, el que gana es el Maccabi.
De todos modos, la gran mayoría es consciente de que no se trata de un partido cualquiera y algunos ya han advertido en las redes sociales de su intención de mostrar su malestar contra el cuadro macabeo.
La propuesta lanzada por BDZ Araba para hacerlo es gritar ‘Genocidio’ “cada vez que los jugadores del Maccabi estén en posesión del balón” para manifestar así su repulsa a los crímenes de Israel.
Este pasado martes, los jugadores del Maccabi ya sufrieron una serie de protestas antes de entrar en el Wizink Center.
Decenas de personas les recibieron con gritos de repulsa y mostrando banderas palestinas. Además, se pudo ver una pancarta con la cifra de niños muertos que ha dejado el Estado de Israel en Palestina.
La Ertzainta ha confirmado que el dispositivo previsto para el Buesa va en la línea con los que se han realizado anteriormente en la visita del Maccabi
En Madrid ya se reforzaron las medidas de seguridad y se espera que este jueves el dispositivo en el Buesa sea algo mayor de lo habitual. La Ertzaintza ha confirmado a este periódico que “el dispositivo previsto va en la línea con los que se han realizado anteriormente en la visita de este equipo”. Para empezar, el cuadro israelí será escoltado por la policía vasca en todos “sus desplazamientos”.
Desde el Departamento de Seguridad del Gobierno Vasco también han informado de que la “Ertzaintza será el único cuerpo policial presente en el pabellón”, mientras que indican además que el control de objetos en los accesos al recinto será llevado a cabo “por la propia seguridad privada del club”.
Apreciados los precedentes, la llegada del Maccabi obliga a reforzar la vigilancia en los accesos al pabellón, en ocasiones hasta extremos insospechados y casi bélicos.
La Fonteta fue un búnker
Buena prueba de ello es lo sucedido en octubre en Valencia. El Maccabi disputaba su primer partido desde que comenzó el conflicto entre Israel y Hamás, lo que obligó a desplegar un dispositivo de seguridad descomunal que, conectado con varias ciudades españolas, movilizó a cerca de 700 policías después de que el Ministerio del Interior decretase la alerta máxima.
En La Fonteta, las medidas de seguridad disuadieron a los aficionados y en vez de ir los 7.000 habituales tan solo acudieron 2.809
La afición del Valencia Basket, temerosa de que pudiera haber un atentado terrorista, prefirió ser cautelosa y perderse el partido. La entrada no llegó a los 3.000 espectadores (2.809, según el club), cuando en los dos primeros partidos de la Euroliga habían acudido 7.000.
La Fonteta se convirtió en un búnker. Las calles de los alrededores estuvieron cortadas al tráfico y frente a la fachada principal del pabellón se colocó a un policía cada cinco metros. Antes había pasado una unidad canina para disminuir el riesgo de que hubiera algún artefacto explosivo.
El autobús del Maccabi, que se había alojado fuera de la ciudad, llegó dos horas antes del partido escoltado por cuatro motos y seis vehículos blindados, del que salieron miembros de seguridad armados y protegidos con máscaras antigás. Mientras, desde el aire, la vigilancia se reforzaba con un helicóptero y un dron.
Hoy en el Buesa, el dispositivo no se prevé de tales dimensiones, pero lo que si está claro es que no será un partido más. La tensión se palpa, aunque lo ideal sería que tan solo se hable de baloncesto en los prolegómenos de un partido vital.