La Euroliga es la competición de baloncesto más exigente del continente y bien lo saben los entrenadores que en ella participan, ya que a los clubes del torneo no les tiembla la mano a la hora de deshacerse de sus preparadores cuando los resultados no acompañan.

La edición 2023-24 está siendo un claro ejemplo de ello y el último en comprobarlo en sus carnes ha sido el seleccionador lituano Kazys Maksvytis, que tras ser refrendado por la directiva del Zalgiris Kaunas dos semanas atrás después de que la plantilla saliera en su defensa, finalmente ha sido destituido hoy y suplido en el cargo por un viejo conocido del torneo como Andrea Trinchieri.

El técnico italiano ha firmado hasta el final de la próxima temporada, mientras que Maksvytis se ha convertido en el sexto entrenador destituido esta campaña cuando se acaba de completar la primera vuelta del torneo.

Antes que Maksvytis cayeron Sergio Scariolo (Virtus Bolonia), sustituido por Luca Banchi antes de comenzar la competición; Joan Peñarroya, a quien le suplió Dusko Ivanovic en el Baskonia, que a su vez fue destituido del Estrella Roja y sustituido por Ioannis Sfairopoulos; TJ Parker (Asvel), relevado por Gianmarco Pozzecco, y Dimitris Itoudis, cuyo puesto en el Fenerbahce heredó Saras Jasikevicius.

Hasta el momento, son esos los seis entrenadores que han perdido sus puestos (un 33% de los que comenzaron la campaña), pero con el ritmo que lleva la trituradora de técnicos de la Euroliga este curso y teniendo en cuenta que otras figuras como la de Roger Grimau (Barcelona) o Erdem Can (Anadolu Efes) están cuestionadas, no sería extraño que el número siguiera aumentando.