Sus 221 centímetros le convierten en un muro. Eddy Tavares es un jugador enorme. Interminable. El pívot caboberdiano condiciona mucho los partidos con su envergadura. Sus rivales le temen. No es para menos. Buena prueba de ello son los más de dos tapones que pone por partido en la ACB. 

No queda ahí su influencia. Su intimidación provoca que los jugadores rivales bajen considerablemente sus porcentajes de acierto. Obligados a variar su dinámica de tiro para evitar ser punteados por el interior blanco. Un ogro. Sus números así lo confirman. 

El caboverdiano es el cuarto jugador más valorado del torneo doméstico con prácticamente 19 réditos por partido. Casi 12 puntos por encuentro y más de 6 rebotes por choque en poco más de 21 minutos le permiten llegar a esas cifras. Es el faro de un conjunto merengue con mucho poderío en la pintura. Y es que a Tavares hay que añadir la presencia de jugadores de un gran físico como el exbaskonista Poirier y Yabusele. Todo un arsenal.

Líder en rebotes y valoración

La presencia de un toro como Deck o la calidad de Cornelie aumentan aún más los recursos del interminable juego interior blanco. Un lujo. Con esos mimbres, no es extraño que el Real Madrid sea el líder en rebotes de la ACB y presuma de ser la tercera mejor defensa del torneo, con 75 puntos encajados por partido.

107

El Real Madrid es el equipo más valorado de la ACB (107) y el segundo que más faltas recibe con 21,28.

Sin embargo, no solo de sus pívots vive este Real Madrid. Entre su interminable arsenal destaca un asesino silencio y de una tremenda clase como Causeur o Hezonja. El ex del Baskonia es un lanzador letal. Al jugador francés le acompañan en el perímetro veteranos como Llull, Hanga y el recién llegado Musa, otro jugador capaz de hacer daño en muchos frentes. Todos ellos viven bajo el paraguas del interminable Tavares. El faro blanco.

+ Musa es un valor seguro. El bosnio promedia 15 puntos, 3 rebotes y 4 faltas recibidas por partido en ACB y su porcentaje de acierto supera el 50% en tiros de 2 y de 3.

- La dirección es su punto débil. Llull está irregular, Williams-Goss no explota, Abalde no ha respondido desde su llegada, y el ‘Chacho’ cuenta con un papel testimonial. Están a la espera del mejor Hezonja.