De competición fetiche a bestia negra. La Copa del Rey de baloncesto, que durante la primera década de los 2000 fue una fuente constante de alegrías para el Baskonia, se ha convertido en territorio maldito para los gasteiztarras desde que alzaron su último título de campeón en 2009.
Miles de aficionados azulgranas acudirán esta semana a Badalona para disfrutar de la gran fiesta del baloncesto estatal, con la ilusión renovada, pero la alargada sombra de 14 años de decepciones ciñéndose sobre sus cabezas.
Y es que el amor incondicional que el Baskonia y sus aficionados profesan a la Copa lleva mucho tiempo sin ser correspondido. Desde aquella final de 2009 en Madrid contra el Unicaja, en la que Pete Mickeal se vistió de héroe protagonizando la última canasta azulgrana y el tapón de la victoria sobre la bocina (98-100), el cuadro gasteiztarra no ha vuelto a participar en una final de Copa del Rey, algo que consiguió en seis ocasiones únicamente entre los años 2002 y el 2009.
No en vano, la Copa es el torneo que más veces ha conseguido levantar la entidad de Zurbano, que conserva un total de seis entorchados en sus vitrinas, conseguidos en 1995, 1999, 2002, 2004, 2006 y 2009. El hecho de que las eliminatorias del torneo se disputen a un solo partido, sumado al apoyo que el equipo recibe siempre de los miles de aficionados que se desplazan cada año a esta cita, hacen de la Copa del Rey el escenario perfecto para que el Baskonia pueda imponerse a gigantes con mayor presupuesto que él como el Real Madrid y el Barcelona.
De hecho, así fue como consiguió su último título en la burbuja de Valencia de 2020, donde la Liga Endesa se resolvió con eliminatorias a un solo partido. Sin embargo, en las recientes ediciones coperas los alaveses ni siquiera han sido capaces de llegar a ese esperado duelo contra uno de los transatlánticos. Es más, en los años 2020 y 2022 el equipo se quedó sin el billete para participar en el torneo tras una desastrosa primera mitad de temporada, un auténtico fiasco para un club al que lo mínimo que se le exige es estar presente en el torneo del KO.
El muro de la semifinal
En cualquier caso, lo habitual históricamente para el Baskonia es estar en la Copa del Rey y dar guerra sea cual sea el contrincante. No han sido pocas las ocasiones en los últimos 14 años en las que el cuadro gasteiztarra ha estado cerca de alcanzar la gran final, pero ese objetivo se le ha terminado escurriendo entre las manos tarde o temprano.
Después de ser campeón contra Unicaja en 2009, el Baskonia se quedó a las puertas de repetir final durante cuatro temporadas seguidas en las que llegó hasta semifinales. En 2010 fue eliminado por el Real Madrid (78-50), mientras que en 2011, 2012 y 2013 –esta última celebrada en Vitoria– fue el Barcelona el que ejerció de verdugo de los alaveses (92-73, 66-57 y 80-69).
En la temporada 2014-15 no hizo falta la intervención de uno de los dos clubes de fútbol, ya que el Valencia Basket fue el encargado de enviar a los azulgranas de vuelta a casa en cuartos de final (74-73), mientras que en la Copa del Rey de Gran Canaria de 2015 el equipo se quedó fuera del torneo por primera vez en el siglo XXI, evidenciando claros indicios de ruptura entre el Baskonia y su competición fetiche.
Al año siguiente, en A Coruña 2016, el equipo regresó con fuerza al torneo, pero una vez más cayó en semifinales, en este caso contra el Real Madrid por 80-86. Sin embargo, si en una edición ha estado el cuadro gasteiztarra cerca de alcanzar la final fue en la Copa del Rey celebrada en Vitoria en 2017, no exenta de polémica.
La Copa del Rey de baloncesto, que durante la primera década de los 2000 fue una fuente constante de alegrías para el Baskonia, se ha convertido en territorio maldito para los gasteiztarras desde que alzaron su último título de campeón en 2009.
El Baskonia se enfrentó en la semifinal al Real Madrid, que debió haber caído eliminado en cuartos de final contra el Morabanc Andorra de Joan Peñarroya, pero se salvó en el último momento gracias al famoso campo atrás de Sergio Llull que los colegiados no señalaron. Tras ello, los merengues se midieron al equipo anfitrión, el choque se marchó a la prórroga con un empate a 89 y el Baskonia terminó claudicando por un ajustadísimo 103-99 definitivo.
La suerte no estuvo entonces del lado de los azulgranas y tampoco les acompañó en 2018, cuando cayeron en cuartos de final contra el Barça (94-90), ni en 2019, con la eliminación ante el Joventut (89-98) de un extraordinario Laprovittola, que registró un nuevo récord de valoración en el torneo con 50 créditos. En 2020 y 2022, como ya se ha mencionado, el Baskonia no participó, mientras que en 2021, con Ivanovic en el banquillo, fue eliminado por el Barcelona en semifinales (77-68).
Razones para soñar
En definitiva, en las últimas 13 Copas del Rey el Baskonia ha participado en diez, con siete eliminaciones en semifinales y tres en cuartos de final. Los precedentes no invitan al optimismo este año, pero el sorteo ha deparado al conjunto de Peñarroya la mejor oportunidad en mucho tiempo para poder alcanzar esa final que se le resiste y alargar su presencia en Badalona hasta el domingo.
En las siete ocasiones en las que el Baskonia alcanzó las semifinales en los últimos 14 años, en todas ellas fue uno de los dos transatlánticos del baloncesto estatal, el Real Madrid o el Barcelona, el que enterró las aspiraciones azulgranas. Este año, sin embargo, la fortuna ha sonreído al Baskonia en las eliminatorias y, al situarse los dos clubes de fútbol en el lado contrario del cuadro, no se medirá a ellos hasta una hipotética final.
En caso de superar los cuartos de final contra el Joventut, el ganador del derbi entre el Gran Canaria y el Tenerife sería el rival del Baskonia en la semifinal, un reto más asequible sobre el papel que el de medirse a cualquiera de los tres equipos restantes de Euroliga –el Valencia Basket también va por el otro lado del cuadro–. Los gasteiztarras incluso han evitado medirse al Unicaja, uno de los equipos más en forma del campeonato en estos momentos.
Los precedentes no invitan al optimismo este año, pero el sorteo ha deparado al conjunto de Peñarroya la mejor oportunidad en mucho tiempo para poder alcanzar esa final que se le resiste
Por si este no fuera motivo suficiente para ilusionarse, hay otro dato esperanzador para el Baskonia. Y es que de las siete ocasiones en las que el cuadro azulgrana se ha medido al Joventut en cuartos de Copa del Rey, en cinco ha alcanzado la final y en cuatro se ha proclamado campeón (1995, 1999, 2002 y 2006).
La estadística se rompió en 2019 con la citada exhibición de Laprovittola, pero eso lo único que demuestra es que los precedentes de poco sirven una vez que el árbitro lanza el balón al aire y empiezan las hostilidades. El viernes a las 21.30 horas arranca una nueva oportunidad para el Baskonia de regresar a la final de una Copa del Rey 14 años después. Conseguirlo o no dependerá únicamente de la inspiración de quienes se vistan de corto y salten a la cancha.