Si el Baskonia está siendo un equipo temible esta temporada para cualquier rival, en el Buesa Arena se convierte en una bestia implacable que reduce a la mínima expresión a la mayoría de equipos que visitan Vitoria-Gasteiz. Esta vez le tocó a un Bayern Munich lastrado por las lesiones someterse al rodillo azulgrana, que no tuvo piedad pese al plan de Trinchieri de proponer un partido de escasa anotación y pocos triples.

Los primeros compases del partido fueron espesos, con buenas defensas por parte de ambos conjuntos y, por consiguiente, muchas dificultades para anotar. El quinteto alineado por Peñarroya, que dejó a Dani Díez en la grada y apostó por Thompson, Marinkovic, Giedraitis, Hommes y Kotsar, no anotó su primera canasta hasta superado el cuarto minuto del encuentro, cuando Kotsar logró al fin superar el muro levantado por Gillespie, que dificultó con su intimidación las jugadas de bloqueo y continuación con Thompson. El base estadounidense no estuvo bien al principio y fue con la entrada de Henry cuando el Baskonia sumó picante a su ofensiva y encadenó un parcial de 8-3 gracias a cuatro puntos y dos asistencias del propio Henry, que situaron a los locales 10-7 arriba. Pese a esos dos minutos de efervescencia, la baja anotación, inusual este curso en el Buesa Arena, persistió hasta el cierre del primer cuarto, que terminó con un triple de Howard para estirar la ventaja azulgrana hasta los siete puntos (17-10).

En el segundo parcial, ambos equipos comenzaron a afinar puntería desde el perímetro y el partido fue cogiendo ritmo, algo beneficioso para un Baskonia acostumbrado a jugar a altísima velocidad. El Bayern perdió fuelle con la segunda unidad sobre la cancha, mientras que los de Peñarroya se encomendaban a la inspiración de Henry en la dirección para ir poniendo progresivamente tierra de por medio. Los gasteiztarras encontraron diferentes fuentes de anotación en Marinkovic y Costello, para acompañar a Henry, algo que a los bávaros, demasiado dependientes de los fogonazos de Winston, les costó mucho más. Así las cosas, Marinkovic, con el tercero de sus triples en el segundo cuarto, estableció una ventaja máxima para los baskonistas de 16 puntos, que fue finalmente de 14 al término de la primera mitad (44-30).

Liberación final

La reanudación, pese a que Peñarroya realizó ajustes al introducir a Henry y a Costello, dos de los mejores de la primera parte, en sustitución de Thompson y Hommes en el quinteto inicial, fue prácticamente un calco del arranque del primer cuarto. El Baskonia se atascó en ataque y el Bayern lo aprovechó para reducir su desventaja por debajo de los diez puntos gracias a una canasta de Gillespie y un triple de Obst. Afortunadamente para los intereses gasteiztarras, el incansable trabajo de Kotsar y Costello bajo los tableros, unida a un par de desajustes del rival, permitió recuperar la cómoda renta de 16 tantos (51-35) que ayudaba a mantener a raya a un Bayern que, mermado por las bajas, tampoco daba la sensación de contar con recursos suficientes para darle la vuelta al partido pese mantener al cuadro alavés lejos de sus altas cifras de anotación como local.

Pero este Baskonia ya ha demostrado en varias ocasiones que también tiene oficio para defenderse en el barro y en guiones no acordes con su estilo de juego. Los alemanes volvieron a golpear primero en el cuarto decisivo con una acción individual de Walden, pero Thompson, que despertó hacia el final del tercer parcial, y Enoch, con un autoritario mate, dejaron claro que los locales no iban a dejar que el triunfo se escapara del Buesa. La tónica de baja anotación se mantuvo, Thompson fue sumando puntos con cuentagotas para los gasteiztarras y Hommes sentenció el choque con un triple a cuatro minutos del final (65-49). A partir de ahí, los alemanes bajaron los brazos y el Baskonia se gustó e hizo disfrutar a sus aficionados durante los últimos minutos en los que los dos estadounidenses exhibieron sus muelles con espectaculares mates y los vitorianos hicieron leña del árbol caído hasta imponerse por un quizá demasiado amplio 78-53. Sea como fuere, lo importante es que el Baskonia sigue acumulando triunfos –son siete ya en el torneo continental– y mostrándose intratable en el Buesa, un feudo poco acogedor para sus rivales.