Cuesta encontrar en algún otro equipo de la Euroliga una pareja de bases tan espectacular y completa como la que conforman Darius Thompson y Pierria Henry. Un auténtica bendición para Joan Peñarroya, que cuando no cuenta con la mejor versión de uno de ellos puede respirar tranquilo ante las garantías que ofrece el relevo. Y todo ello sin obviar la certeza de que son dos directores de juego complementarios que pueden jugar juntos.

Frente al Bayern, fue Thompson una vez más el encargado de pilotar al Baskonia en el arranque. Al equipo vitoriano le costó entrar en calor y desplegar ese baloncesto vistoso que tantas alegrías está dando a su afición en los últimos tiempos.

El base con pasaporte italiano, errático ante el aro alemán y sin la clarividencia de jornadas anteriores a la hora de leer el juego, cedió el testigo a Henry después de cuatro minutos de sequía anotadora por parte de los alaveses.

Pues bien, el partido viró de forma radical con la entrada del timonel nacido en Virginia Occidental. Henry dio otro aire al Baskonia no solo con sus inteligentes decisiones a nivel individual y su acierto en los tiros abiertos sino especialmente a la hora de involucrar a los postes en la faceta anotadora.

Enoch, Costello y Kotsar se vieron alimentados a la perfección en una noche donde, por otro lado, el conjunto vitoriano tampoco necesitó meter una sexta marcha para hincar el diente a un inofensivo y debilitado Bayern.

Tras el descanso, se repitió el guión, aunque con los protagonistas cambiados. El Baskonia, dirigido esta vez por Henry, volvió a entrar muy frío a la cancha. La consecuencia de ello fueron otros cuatro minutos sin anotar que, por fortuna, no supusieron ningún tipo de acercamiento del combinado bávaro en el marcador.

Peñarroya orientó rápidamente su mirada hacia el banquillo en busca de más chispa y el partido volvió a discurrir por una senda muy positiva. Thompson elevó sobremanera su rendimiento con el paso de los minutos y, sin alcanzar el nivel sobresaliente de otras veladas, volvió a ser ese mariscal que brinda rigor a la ofensiva alavesa.

Son los lujos que puede permitirse este Baskonia que ayer tampoco necesitó la mordiente de jugadores rebosantes de instinso asesino como Howard –castigado por las faltas–, Giedraitis y Hommes.

Pese a que tres de sus mejores pistoleros permanecieron dormidos durante muchos minutos, el Baskonia obtuvo una plácida victoria que le permite dormir una jornada más entre los ocho mejores de la Euroliga. Difícil pedir más en un tramo de la temporada donde todo está saliendo a pedir de boca para un maratoniano azulgrana que tan solo encajó 53 puntos y sigue dejando un reguero de noticias positivas en cada partido.