El Baskonia ha fichado mucho y muy bien esta temporada. Jugadores de primerísimo nivel como Thompson o Howard han llegado a la entidad de Zurbano junto a descubrimientos que están encajando a la perfección como Hommes o Kotsar. Sin embargo, si un fichaje ha sido un sueño cumplido para la mayoría de los aficionados, ese ha sido el de Pierria Henry, un personaje encantador, viva imagen del carácter Baskonia y, sobre todo, un extraordinario jugador de baloncesto. Desde que en una entrevista concedida a este periódico durante su etapa en el Fenerbahce turco dijo que le gustaría regresar al Baskonia, muchos han fantaseado con su retorno, que hoy en día es una realidad. Qué mejor manera de comenzar su primera entrevista de esta segunda etapa que mostrándole un recorte de aquel texto de hace un año cuyo titular reza así: “Si me quisieran de vuelta, me encantaría regresar algún día al Baskonia”.
¿Qué es lo que piensa al leer sus palabras?
Que los hechos demuestran que yo no miento. Digo lo que siento y siento lo que digo.
¿Cómo se siente estar de vuelta?
Se siente maravilloso. Estoy muy feliz de haber tomado esta decisión, creo que es de las mejores que he tomado en mi carrera profesional. Ha resultado refrescante y me ha devuelto una parte de mí. Desafortunadamente, en mi primera etapa en el Baskonia no tuve la oportunidad de ser yo mismo, ya que estaba intentando satisfacer a ciertas personas, pero ahora las cosas son diferentes. Ahora no tengo que contenerme y no tengo que esconder quién soy realmente.
¿Esperaba regresar tan pronto?
Por supuesto. Tenía claro que cada año, en caso de que el club me quisiera de vuelta, el Baskonia siempre iba a ser una opción para mí, siempre va a estar en mi corazón. Para mí fue una decisión fácil, la vida aquí es muy sencilla tanto dentro como fuera de la cancha. Además, mi hija la ama por encima de todo, y eso es algo que me hace extremadamente feliz.
¿Por qué salió del Fenerbahce?
Sencillamente no entraba en los planes del club para la nueva plantilla, no encajaba en ella. En cualquier caso, fue un gran final acabar ganando la liga.
¿Cuándo le llegó la llamada del director deportivo Félix Fernández y tomó la decisión de regresar?
Con Félix hablo habitualmente y ya estábamos en contacto antes de que surgiera la opción de volver. Es un tipo estupendo y suele hablar conmigo para interesarse por mí, no solo para temas baloncestísticos. Es muy atento y se preocupa siempre por mi hija, mi familia y mi vida en general. En cuanto a la decisión, la tomé dos días antes de llegar a Vitoria. Poco antes de volver... (con la voz entrecortada). Poco antes de volver, mi abuela falleció y me afectó mucho más de lo que esperaba, fue un golpe duro para mí. Necesitaba escapar de Estados Unidos, todavía no estoy preparado para hacer frente a esa realidad. No tuve fuerzas para asistir al funeral y venir aquí me está ayudando a inhibirme y afrontar el duelo. Dos días antes de recibir la llamada, estaba pasando por un momento muy difícil, contacté a mi agente y le dije que teníamos que hacer algo, porque si no me iba a autodestruir.
“En mi primera etapa no pude ser yo mismo, ya que estaba intentando satisfacer a ciertas personas; ahora las cosas son diferentes”
¿Cómo le ha recibido la ciudad y los aficionados?
La bienvenida ha sido toda una bendición, ha sido... (se detiene un rato para recomponerse).
¿Prefiere que hablemos de otro tema?
No, está bien. Es parte de la vida, tengo que pasar por ello. Lo que le quería decir es que son las pequeñas cosas a las que yo le doy más importancia. No sé si recuerda un abrazo que le di a Polonara y se hizo viral. Desde entonces, a cualquier sitio que voy la gente me detiene para darme un abrazo. Esa energía que se transmite me ayuda y me hace darme cuenta de la trascendencia de lo que hago. De la misma manera en la que yo tengo impacto en la vida de las personas a través del amor que pongo en el baloncesto, esa misma energía y amor se me devuelve con el cariño que me demuestran los aficionados, es algo recíproco.
¿Por qué cree que es tan querido en Vitoria?
No tengo ni la más remota idea, la verdad. Le hablo a mi familia constantemente de los aficionados del Baskonia, son diferentes a los de cualquier sitio en el que haya estado antes. Pienso que tenemos muchas cosas en común y que mi personalidad encaja muy bien con la suya. Aunque mi estilo de vida y mi personalidad sean muy diferentes, nos une el ser buenas personas y tratar bien a los demás.
Hablemos un poco de baloncesto, ¿cómo se está encontrando en sus primeros partidos con el equipo?
Aún necesito tiempo para coger ritmo. De hecho, todavía estoy adaptándome a la franja horaria europea. Un día en el que fallé tres tiros libres seguidos le pregunté al entrenador a ver qué hora era y en mi casa eran como las tres o cuatro de la madrugada, así que esa era la razón por la que estaba fallando tanto. En cualquier caso, me siento bien físicamente, con fuerza y energía. El último partido contra el Betis me demostró que estoy en forma, que puedo jugar un gran volumen de minutos y además no tuve esas pérdidas y errores por fatiga que tuve en los primeros encuentros. Me voy encontrando mejor y empiezo a estar preocupado por los rivales, las cosas están a punto de ponerse muy peligrosas para ellos (risas).
“Aquellos que conocen mi juego saben que cuando el equipo esté pasando un mal momento, voy a dar un paso al frente y ser más agresivo”
¿Qué es lo que ha aprendido durante su tiempo fuera de Vitoria? ¿Sigue siendo el mismo Henry de siempre o ha cambiado?
Yo siempre voy a ser yo mismo, prefiero que la gente me odie por quien soy que que me ame por quien no soy. Yo soy así y me niego a cambiar a no ser que sea a mejor. Amo la vida, intento aprender algo nuevo cada día y poner una sonrisa en la cara de los demás; ese es mi principal objetivo cada vez que me levanto.
El personal del club dice que sí ha cambiado, que ahora es puntual...
Eso es porque ahora me encanta venir a trabajar (risas). En mi primera etapa me costaba más enfrentarme a los días de trabajo.
¿Se acuerda de una de sus últimas jugadas de su primera etapa, aquella falta en el intento de triple no pitada por Hierrezuelo ante el Valencia Basket?
Sí, desde luego, nos quitó un posible campeonato eso seguro, difícilmente se me va a olvidar. En cualquier caso, esa espina que se me quedó la voy a utilizar como motivación para intentar llegar más lejos este año. También es cierto que todo se habría podido evitar si hubiéramos llegado al final del partido con mayor ventaja o si hubiéramos ganado los dos siguientes. El juego es así, va por rachas, todos fallamos y no culpo al colegiado por ello.
Esta temporada el equipo es distinto, con grandes anotadores como Hommes, Howard, Thompson o Giedraitis. ¿Su rol va a ser también diferente, quizás asistiendo más y anotando menos?
No, mi rol es el que es. El entrenador ha sido muy claro y transparente sobre lo que necesita de mí para poder llevar al equipo al siguiente nivel. Aquellos que conocen mi juego saben que cuando el equipo esté pasando por un mal momento en ataque yo voy a dar un paso al frente y ser más agresivo para intentar anotar. Por lo demás, mi tarea es realizar marcajes individuales, asegurarme de que el equipo es físico e intenso en defensa y encontrar la vía más sencilla para anotar canastas, facilitando el trabajo a mis compañeros. Solo sé jugar baloncesto de una manera, así que mi rol no va a cambiar mucho.
Esta campaña tiene una dura competencia con Thompson y Howard, ¿está conectando bien con ellos?
Desde luego, desde el primer día me recibieron con los brazos abiertos y por las conversaciones que hemos tenido parece que nos conociéramos desde siempre. Son auténticos, muy buenas personas y con un gran corazón. Pienso que el cielo es el límite para ellos y van a ser mucho mejores de lo que yo fui. Tengo ganas por saber hasta dónde pueden llegar en su carrera con su juventud y el fuego que llevan dentro. Lo que tengo claro es que han sido educados de la forma correcta, son grandes profesionales.
¿Y qué opina de Peñarroya? ¿Tiene con él el feeling que tenía con Ivanovic?
No, para nada, no son comparables, al menos en mi libro. Sin intención de menospreciar a nadie, para mí Peñarroya es posiblemente uno de los dos mejores entrenadores que he tenido en mi carrera. Recuerdo jugar contra él cuando estaba en el Burgos y ver cómo tenía a sus jugadores llenos de energía y jugando un fantástico baloncesto juntos. El ver la pasión con la que vivía el partido y que transmitía hizo que me enamorara de él en ese momento. Le dije a mi agente si había un entrenador en España que me apetecía tener, ese era él, y ahora que estoy en su equipo me doy cuenta de que es todavía mejor de como me lo imaginé, no se comporta así solo delante de las cámaras. Me encanta venir a trabajar, entrenar a sus órdenes y aprender cosas de él. También quiero encontrar maneras de hacerlo enfadar y ver cómo responde, quiero aprender de él todo lo que pueda.
“El ver la pasión que Peñarroya transmitía a sus jugadores y con la que vivía los partidos en Burgos hizo que me enamorara de él”
¿Sigue teniendo ese objetivo de jugar en la NBA, le gustaría volver a intentarlo?
Sí, siempre va a ser un sueño para mí el poder jugar en mi país. Quiero ser el mejor jugador posible y para ello me gustaría ponerme a prueba y enfrentarme a los mejores para ver dónde me sitúo. En cualquier caso, no es algo que me quite el sueño. Si no lo consigo, no pasa nada, seguiré disfrutando de jugar baloncesto de alto nivel en Europa.
Por último, ¿quiere aprovechar para agradecer a los aficionados la bienvenida?
Sí, me gustaría decirles que cuando digo que les quiero lo digo con todo mi corazón. Han sido una bendición para mí y me han ayudado a lidiar con las dificultades que he tenido y también con la dureza de estar lejos de casa y de mi familia. Me han inspirado a seguir adelante y empujar. Uno de mis tatuajes dice que “si logras sobrevivir a la noche espera un día más luminoso”, y los aficionados y esta comunidad están iluminando mis días.