Aunque hace un mes que terminó la ACB y la plantilla baskonista está de vacaciones, la actividad no cesa en el Buesa Arena. De hecho, se podría afirmar que esta semana y la anterior son los días en los que más acción hay en la pista del conjunto gasteiztarra, ya que basta con acercarse al pabellón para escuchar decenas de balones botando al mismo tiempo. Esto se debe a que desde el pasado 26 de junio y hasta mañana domingo se está celebrando en Vitoria la XII edición del Campus Internacional del Baskonia, un campamento organizado por la Fundación 5+11 y con denominación de origen alavesa, ya que es el técnico gasteiztarra David Gil, entrenador asistente del primer equipo azulgrana, quien está al frente desde que comenzó a fraguarse el proyecto.

David Gil, segundo entrenador del Baskonia, da instrucciones a los jóvenes del Campus. | FOTO: JORGE MUÑOZ

“Esto comenzó con un campus con alrededor de 30 chavales. Al año siguiente ya rondábamos los 100 participantes y en poco tiempo se internacionalizó y alcanzamos las grandes cifras que manejamos ahora”, destaca satisfecho David Gil. No es para menos, ya que sumando las dos tandas en las que se divide la actividad, una por cada semana, son un total de 420 jóvenes de entre 9 y 18 años los que pasan por el Buesa Arena, 321 chicos y 99 chicas. “Podríamos haber alcanzado los 500, se quedaron muchos en lista de espera. Sin embargo, en la segunda semana solo hemos podido tener a 163 porque algunos de los alojamientos estaban ocupados por los triatletas que participarán en el Ironman”, puntualiza el gasteiztarra.

El Buesa Arena es el centro neurálgico del campus. | FOTOS: JORGE MUÑOZ

La mezcla cultural es total, ya que los participantes llegan desde 20 países diferentes, entre los que se incluyen Alemania, Argentina, Brasil, China, Camerún, Egipto, Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Suecia, Ucrania o Uruguay, entre otros. En cuanto a los nacionales, hay representación de todas las Comunidades Autónomas del Estado excepto Ceuta y Melilla, lo cual da una idea de la proyección que tiene el campus.

Un campus con sello alavés

Por él han pasado en los últimos años jugadores como Sidy Cissoko, una de las perlas de la cantera baskonista que finalmente se quedó en Vitoria, aunque, según explica el director de la Fundación 5+11, Luis Querejeta, no es ese el principal objetivo: “Lo que busca el club con este campus es proyección internacional, que los jóvenes que lleguen conozcan el Baskonia y su forma de trabajar y hablen bien de el club cuando regresen. Que compartan contenido en sus redes sociales, que conozcan la ciudad... A veces invitamos a algún jugador que queremos conocer más de cerca, pero no es lo habitual. No sería bueno para el campus convertirlo en eso”.

UN ENTORNO PROFESIONAL

Uno de los aspectos que diferencia este campus de otros similares, según explica David Gil, es la posibilidad que tienen los jóvenes de sentirse como jugadores profesionales durante unos días. “Queremos acercarles al baloncesto de alto nivel. Tenemos entrenadores cualificados, preparadores físicos, fisios, encargados de pista... Entre las dos semanas se suman 110 empleados implicados, aunque algunos repiten”, comenta el técnico azulgrana, a lo que añade que “no se trata de un campus para cualquiera; vienen a jugar a baloncesto y a mejorar, no es barato y saben que no se viene a pasar el rato. Se pide que los jugadores tengan un cierto nivel y entrenen habitualmente, porque si no, lo pasan mal. Acaban el día agotados”.

Y es que las jornadas son intensas para los jóvenes, pero también para los entrenadores. “Nos lo pasamos bien, pero son unos días de mucho trabajo. Ya estoy contando los días para las vacaciones”, bromea Gil. A las 7.15 horas se reúnen para preparar el día, a las 8.00 se despiertan los jóvenes y, tras desayunar en el alojamiento, se trasladan al Buesa Arena, al Bakh, al polideportivo Hegoalde o a la facultad de IVEF, donde realizan la primera sesión de entrenamientos, enfocada a la técnica individual. Tras una hora libre de piscina, comen en el Buesa, realizan distintos talleres como charlas de formación y valores o clases de castellano e inglés, y se vuelven a desplazar para entrenar, esta vez enfocados en el juego en equipo. A las 20.00, regreso al Buesa para cenar y una última sesión de basket nocturno a las 21.30 antes de poner rumbo a las 23.00 a la residencia.

Los entrenamientos, aunque impartidos por varios preparadores diferentes y en distintos lugares, están ideados y supervisados por David Gil y Xabier Aspe, técnicos asistentes del primer equipo, por lo que cuentan con el inconfundible sello baskonista y alavés. Sin embargo, no todo es baloncesto, ya que también hay tiempo para una jornada en la que los jóvenes visitan la ciudad y aprenden su cultura, o un último día, el sábado, en el que se celebra una fiesta con concursos de triples, tiro libre y uno contra uno, con sesión de discoteca final.

Entre los costes propios del campus y las familias que se desplazan con sus hijos y se alojan en Vitoria durante estas dos semanas Luis Querejeta estima en alrededor de 500.000 euros el impacto económico del campus para la ciudad. Motivo de orgullo para todos los implicados, aunque lo que más destacan es que se haya podido retomar y celebrar con éxito tras dos años parado por la pandemia. El año que viene regresará.