Ha sido una semana completamente atípica en el seno del Baskonia. De estar acostumbrado a disputar hasta tres encuentros por semana con la Euroliga en plena ebullición a la inactividad de los últimos días que puede traducirse en una pérdida de ritmo. Por lo tanto, la respuesta azulgrana se antoja imprevisible esta noche en el Coliseum Burgos, donde retoma el pulso a una ACB donde viene de sufrir una dura cornada en casa con su derrota ante el Gran Canaria tras una estrepitosa segunda mitad.

El equipo vitoriano se halla obligado a compensar cuanto antes ese tropiezo y regresar a la senda del triunfo en la competición doméstica, la única tabla de salvación ya para que una temporada traumática a todos los niveles no acabe de la peor manera. Ubicado ahora en la octava posición con las mismas victorias que el noveno (UCAM Murcia), al que recibirá este miércoles para más inri en el Buesa Arena, sobra decir la importancia de un partido donde el anfitrión también se juega la vida y no dará ninguna facilidad.

El Baskonia saldrá a la pista a las 20.00 horas sabiendo de antemano el resultado entre pimentoneros e insulares, que se enfrentan entre sí por la mañana en casa de los primeros. Uno de los sumará, por lo que el conjunto vitoriano carece de margen de error para no seguir metiéndose en más problemas en la carrera por un puesto entre los ocho mejores.

Asaltar una de las cuatro primeras posiciones se ha convertido ya en un objetivo prácticamente inviable tras la última derrota frente a los insulares, pero ello no quita para que el Baskonia deba quemar todas las naves para acercarse a la sexta posición que le permita esquivar al Barcelona y Real Madrid en la primera eliminatoria por el título.

El San Pablo Burgos ha pasado de ser uno de esos pujantes gallitos que amenazaba con convertirse en una alternativa de poder -en la última liga conquistada por el Baskonia en 2020 fue semifinalista en la burbuja de Valencia- a pelear hoy en día simplemente por la supervivencia liguera.

Al igual que el Baskonia, su temporada está dejando mucho que desear y ni siquiera los ambiciosos cambios acometidos en mitad de la misma tanto en el banquillo (Tabak, Maldonado y ahora Olmos) como en la cancha con apuestas de primer nivel como Eddie y Nnoko -dos interiores con experiencia Euroliga- están surtiendo el efecto deseado para rescatarle del pozo.

Además de un ambiente espectacular como el que se registra siempre en el Coliseum Burgos -en esta ocasión serán cerca de 200 los aficionados visitantes presentes en las gradas-, al Baskonia le espera un rival muy necesitado que no le pondrá las cosas fáciles.

Finalmente Costello ha podido recuperarse del esguince de tobillo sufrido en las postrimerías del choque ante el Gran Canaria y esa es una excelente noticia para Spahija. El croata no va sobrado de efectivos en la cuerda interior y para el que el poste nacionalizado costamarfileño es una especie de ojito derecho por su calidad y los intangibles que aporta en todas las facetas. Baldwin también está restablecido de sus molestias en el hombro, de ahí que no haya disculpas de ningún tipo para arrancar una victoria fundamental lejos del Buesa Arena.

Al margen de Eddie y Nnoko, en las filas locales destacan otros jugadores peligrosos en el exterior como el exbaskonista Renfroe, un base veterano que ha perdido frescura a nivel físico, Dani Díez y Benite, un anotador compulsivo en campañas precedentes que apenas promedia 7,7 puntos. Por el lado burgalés, Nikolic será la única baja de un equipo que está con dos triunfos más que el colista de la ACB pero que con la llegada de Paco Olmos ha mejorado su puesta en escena y ha ajustado bastante su defensa, lo que le permite competir en todos los partidos. Eso sí, en la última jornada recibió 105 puntos del Río Breogán en Lugo.

Matt Costello ha podido recuperarse a tiempo de su esguince de tobillo y eso es un alivio para Spahija vistas las carencias interiores

El San Pablo, que ha tenido tres entrenadores esta temporada, también está firmando una trayectoria decepcionante