El Bitci Baskonia continúa sin levantar la cabeza y, aunque mejoró notablemente la imagen mostrada la pasada semana contra el Panathinaikos, terminó sucumbiendo ante un Zenit que viajó con lo justo y fue de menos a más. Precisamente lo contrario que los gasteiztarras, que, tras un inicio explosivo, sufrieron un apagón en la segunda parte que les costó el triunfo.

Spahija repitió el mismo quinteto que tan mal funcionó en la visita al Panathinaikos, pero esta vez, alentado por el Buesa Arena, salió con una actitud totalmente diferente, mostrándose más agresivo en ataque y empujado por un Enoch hiperactivo en el primer cuarto.

El cuadro gasteiztarra fue un torbellino ofensivo en la primera mitad, con buena circulación de balón y defensas que permitieron anotar y generar espacios en transición, alcanzando cifras anotadoras muy altas. Sin embargo, el Zenit, a pesar de sus importantes bajas en el día de ayer, fue capaz de responder a cada arreón de los gasteiztarras y llegar al descanso con todo por decidir.

En los primeros diez minutos el Baskonia logró marcharse hasta los 24 puntos, la mayoría de ellos producidos por Enoch y Baldwin, que puso la puntilla al cuarto con un espectacular mate por en la cara de Kuzminskas. A pesar de ello, el Zenit se mantuvo solo dos puntos por debajo en el electrónico.

En el segundo cuarto, los dos Peters, Lamar y Alec, dieron un paso al frente y estiraron la ventaja por encima de los dos dígitos gracias a un parcial de 10-0. Sin embargo, los rusos respondieron con una racha idéntica, producto del acierto desde la distancia de un inspirado Baron, que evitó que se rompiera el encuentro. Los gasteiztarras de todas formas, no bajaron la cabeza y, esta vez guiados por el talento individual y aprovechando tres tiros libres regalados a Giedraitis cuando el reloj expiraba, lograron marcharse a vestuarios con la redonda cifra de 50 puntos, seis más que los pupilos de Xavi Pascual.

FRENAZO TRAS EL DESCANSO

Los extraordinarios números ofensivos de ambos conjuntos, poco habituales cuando una defensa tan rocosa como la del Zenit está sobre la cancha, se ralentizaron en el regreso de vestuarios. El cuadro ruso subió una marcha en defensa y al Baskonia se le empezó a nublar la vista en el lanzamiento exterior.

A partir de esa solvencia atrás, los visitantes se fueron creciendo y los locales sufrieron uno de esos preocupantes apagones que tantos partidos les ha costado esta campaña. En los primeros siete minutos del tercer cuarto solo fueron capaces de anotar cuatro puntos, mientras que el Zenit, liderado por un Jordan Mickey al que no supo poner freno Enoch, encadenó un parcial de 0-10 y logró colocarse por delante en el marcador por primera vez en todo el encuentro con el 54-55. En ese momento, cuando peor lo estaba pasando el equipo, Giedraitis desempolvó el rifle que no había utilizado desde el parón de principios de enero para mantener a raya al Zenit y cerrar el cuarto con una insuficiente ventaja de 64-62.

El despertar de Rokas, aunque sirvió para cortar la sangría de puntos, no reanimó al resto de compañeros y el hundimiento continuó en el cuarto decisivo, al que el Baskonia, a pesar de contar con más piezas en el banquillo que el Zenit, llegó justo de fuerzas y todavía más de ideas.

Lloyd y Baron, los dos mejores del cuadro visitante junto a Mickey, hicieron despegar a su equipo con otro punzante parcial de 0-11, que dio la vuelta al partido y prácticamente lo sentenció con una jugada de tres puntos más tiro adicional de Baron, que colocó el 68-79 en el electrónico a falta de cinco minutos para el final. Los de Spahija siguieron insistiendo, tuvieron opciones de reengancharse, pero decisiones arbitrales polémicas como los pasos no pitados a Kulagin, fallos individuales y el alley oop errado por Enoch en el último minuto, que habría supuesto el 82-85, condenaron a los vitorianos.

Al final, derrota por 82-90 que entierra aún más las opciones de entrar en el play off de la Euroliga y obliga al equipo a sacar conclusiones de dos fases muy diferenciadas del encuentro. Es la versión de la primera mitad la que necesitan los de Spahija si quieren regresar a la senda de la victoria y devolver la ilusión a una afición, que, al menos esta vez, no se pudo quejar de la falta de entrega.