Tras la misión imposible que suponía la visita al WiZink Center, el Baskonia encara esta tarde un compromiso mucho más terrenal para cicatrizar sus heridas. El partido en el Principado de Andorra ante el antepenúltimo clasificado de la ACB no es de una trascendencia superlativa porque pertenece a la segunda vuelta y, por lo tanto, carece de valor de cara a la difícil clasificación copera. Sin embargo, ello no es óbice para que el escuálido grupo de Spahija -que hoy tendrá una rotación de apenas nueve hombres, más el testimonial Barrera- deje pasar una oportunidad de elevar la autoestima y engordar la maleta de optimismo de cara a la semana trascendental que se avecina.
Porque, tras los numerosos aplazamientos derivados del brote de covid-19 que azotó al vestuario, al Baskonia se le van a amontonar los partidos en un breve intervalo de tiempo. En los próximos ocho días, donde además del Andorra se medirá sucesivamente al Río Breogán, Bayern Munich y Burgos, sabrá si finalmente si forma parte del cartel copero en febrero de este año en Granada y si puede reengancharse a la pelea por el Top 8 de la Euroliga.
El calendario no concede tregua mientras el Baskonia se muestra incapaz de alcanzar la regularidad soñada o enhebrar un baloncesto sólido que enderece definitivamente el rumbo en esta campaña. Las alegrías están llegando con cuentagotas y, al margen del quebranto que ha supuesto el no poder entrenar con normalidad durante las dos últimas semanas, es una evidencia que el equipo no termina de robustecer sus inestables cimientos.
En las jornadas donde el viento sopla a favor, sonríe el acierto exterior y todo marcha de cara, el Baskonia puede convertirse en un rival temible. Sin embargo, están siendo por desgracia más numerosos los días en los que la tropa alavesa se queda sin respuestas a las primeras de cambio y ofrece una imagen de endeblez absoluta. Las carencias de kilos y centímetros en la zona pesan como una losa y Spahija maneja una rotación escasa en comparación con otros grandes de Europa, aunque también hay sombras procedentes del escaso rendimiento de Baldwin, Giedratis o Fontecchio.
El conjunto azulgrana visita hoy a un decepcionante Andorra que también está rindiendo muy por debajo de lo esperado y tan solo marcha una victoria por encima del descenso. El actual está siendo de largo el curso más difícil para Ibon Navarro, otro de los damnificados por el covid-19 y las lesiones de jugadores importantes.
El cuadro del Principado, que tiene las bajas de Jelinek, Tyson Pérez, Noua y Mekel, ha perdido cuatro de sus últimos cinco compromisos en la ACB. En Vitoria, eso sí, dio mucha guerra al Baskonia y tan solo hincó la rodilla en los compases finales por culpa de las dentelladas triplistas de Granger. Los exteriores Hannah y Miller-McIntyre se perfilan como las principales amenazas en un partido que debe servir para levantar el ánimo en las filas alavesas.
Al pertenecer a la segunda vuelta del torneo, la victoria o la derrota no afectará a la posible presencia azulgrana en la cita de Granada
El equipo de Ibon Navarro, antepenúltimo con solo cinco victorias, también está rubricando una trayectoria muy irregular