La gran esperanza para el futuro del Baskonia tiene nombre y apellido: Sidy Cissoko. El jugador francés de tan solo 17 años (Saint-Maurice, 2/4/2004) se está destapando esta temporada en LEB Oro con unas notables estadísticas de 12 puntos, 3,2 rebotes, 1,8 asistencias y 10,2 créditos de valoración en una media de 23:24 minutos por encuentro.
El canterano azulgrana se encuentra cedido en el Iraurgi SB, donde comparte vestuario con otros dos jugadores del Baskonia como Pavel Savkov y Ondrej Hanzlik, que también están registrando buenos números. Sin embargo, la insultante juventud del francés en comparación con sus dos compañeros de 19 años pone a Cissoko en el centro de las miradas del baskonismo.
Para saber más sobre él, DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA ha contactado con uno de los que mejor lo conocen: su entrenador en el Iraurgi SB, Iñaki Jiménez.
El técnico donostiarra está encantado con la cesión de Cissoko y no sorprende que sea una de sus piezas más utilizadas en lo que va de curso. "Tiene un talento físico y baloncestístico extraordinario. Me está sorprendiendo lo rápido que se ha adaptado a jugar en una liga bastante exigente como LEB Oro. No hay que olvidar que venía de competir en júnior y de pasar una temporada en Liga EBA. Está jugando muchos minutos con nosotros y lo está haciendo bien. Comete errores, como es natural en un chaval de 17 años, pero está demostrando tener un nivel muy alto", asegura su entrenador.
Un portento físico
Una de las características que más destaca Iñaki Jiménez es su excelente condición física, aunque Cissoko es mucho más que un atleta. "Es duro físicamente, pero también tiene una gran visión de juego. Encuentra pases en situaciones complicadas y sabe buscar al compañero liberado", argumenta.
Otro factor importante es su capacidad para adaptarse a distintos estilos de juego: "Hizo la pretemporada en el Baskonia y se estrenó en LEB Oro prácticamente sin entrenar con nosotros. Las carencias que mostró en los primeros partidos del curso las corrigió rápido a base de esfuerzo, trabajo y su capacidad de adaptación".
Poniendo el foco en sus estadísticas, quizá sus dos grandes aspectos a mejorar son el tiro libre, ya que tiene solo un 57'9% de acierto desde la línea, y las pérdidas, con un promedio de 2,7 por choque.
En cualquier caso, no es algo que preocupe a su entrenador. "El acierto desde la personal es un poco engañoso. Tuvo partidos muy flojos al principio desde el tiro libre, pero ha ido mejorando y en las últimas jornadas está teniendo buenas porcentajes. Diría que es de los jugadores que más veces acuden a la línea del campeonato, y eso es una virtud. En cuanto a las pérdidas, es un jugador al que le gusta ser protagonista y tiene buena visión, pero le falta conocer mejor el juego y saber manejar los tiempos del partido, qué requiere cada momento", explica.
Esto también puede deberse a que hasta ahora en el Baskonia había jugado como escolta, mientras que en el Iraurgi está ejerciendo de base. "Es algo entendible, nuestro estilo de juego creo que también le lleva a cometer esos errores. Lo tiene que mejorar, pero está dentro de ese proceso de aprendizaje", defiende el técnico.
La paciencia, fundamental
La gran pregunta, sin embargo, es si está preparado para dar el salto al primer equipo del Baskonia la próxima temporada o si todavía le queda trabajo por delante. "Yo eso nunca lo sé. El año pasado me preguntaron lo mismo con Savkov y con Hanzlik y yo creo que hay que tener paciencia con estos jugadores. Al final, son muy jóvenes y si se quiere correr quizás se les puede hacer daño impidiéndoles que pasen por los escalones por los que necesitan pasar", defiende el donostiarra, a lo que añade que "los tres están subiendo esos escalones de una forma excelente. Tienen el ambiente propicio para hacerlo porque son importantes en el equipo, tienen minutos y sobre todo la posibilidad de cometer errores. Tanto para ellos como para el club está siendo muy positivo".
En su opinión, llegar al Baskonia supone un gran salto, ya que "no solo es entrar en la ACB, supone aterrizar en uno de los equipos punteros del torneo y también en la Euroliga, por lo que la exigencia es máxima". Por lo tanto, lo ideal es "tener paciencia" porque "los jugadores que llegan a competir a ese nivel con 18 años se pueden contar con los dedos de una mano".
El técnico del cuadro azpeitiarra pone el ejemplo de Sedekerskis, que llegó muy joven al primer equipo baskonista, pero no ha sido hasta ahora, con 23 años, cuando ha logrado asentarse en la plantilla.
Sea como fuere, Cissoko está en el camino adecuado y, según Jiménez, su actitud es positiva para poder lograrlo. "Es un jugador supercompetitivo, eso seguro. Siempre quiere ganar. No hay que olvidarse que tiene solo 17 años y es normal que algún día esté menos centrado que en otros. Muy pocos se ven en esa edad en un ambiente profesional, yo ni me acuerdo dónde estaba con 17 años", defiende Jiménez. El tiempo dirá dónde está el techo de la última promesa forjada en la factoría azulgrana.