No corren tiempos felices para el Bitci Baskonia y, en consecuencia, tampoco lo son para su entrenador Dusko Ivanovic. El regreso del técnico más exitoso de la historia del club hace poco menos de dos años fue una bendición para el conjunto gasteiztarra, que estaba pasando por un momento muy delicado con Velimir Perasovic al mando. El montenegrino no solo consiguió darle un lavado de cara al equipo, sino que, al regreso tras el parón de la ACB por la pandemia, fue capaz de reconducir la temporada y terminarla de la mejor manera posible, alzando el título de campeones de liga en la Fonteta.

Desde entonces, el técnico montenegrino ha sido intocable para la directiva y prácticamente un objeto de culto para la afición baskonista, plenamente identificada con los valores de trabajo duro y sacrificio del preparador y el carácter que suele imprimir a sus equipos. En todo este tiempo, el equipo ha vivido mejores y peores momentos, pero en ningún momento se ha cuestionado su continuidad al frente de la nave azulgrana. La pasada temporada, por ejemplo, le costó arrancar en la Euroliga y tras la octava jornada el Baskonia llevaba un balance de seis derrotas y solo dos victorias. Sin embargo, se decidió seguir confiando en él y respondió con una racha de cuatro victorias seguidas en el torneo continental y terminó el curso con balance positivo y peleando por un puesto en el play off hasta el último suspiro.

Tras ello y de vuelta a la ACB, el equipo se vino abajo, lastrado por la marcha de Vildoza y el brote de covid-19 que afectó a parte del vestuario. En las últimas seis jornadas de liga regular solo sumó una victoria, aunque el equipo se recuperó justo a tiempo para el play off, en el que terminó cayendo en cuartos de final, pero logró poner contra las cuerdas al Valencia Basket, forzando el tercer partido. De hecho, Ivanovic fue la primera pieza de la plantilla que el Baskonia confirmó para la actual campaña 2021-22 al renovarlo nada más terminar la anterior, reforzando así su confianza en él como piedra angular del proyecto. La situación actual, sin embargo, es bien distinta.

Un equipo desorientado

El arranque de la temporada, a pesar de la ilusión que generaron los fichajes en verano, no está cumpliendo con las expectativas. Actualmente, el cuadro gasteiztarra acumula un balance negativo en las dos competiciones, con tres victorias y cinco derrotas en la ACB y tres triunfos y cuatro partidos perdidos en la Euroliga. En ambos torneos está fuera de los puestos de play off, pero lo que preocupa no es tanto la clasificación como las sensaciones que transmite el equipo sobre el parqué.

La semana pasada el Baskonia sufrió tres duros correctivos contra el Unics (83-69), el Zenit (83-54) y el Real Madrid (65-83), que demostraron que el equipo de momento está lejos del nivel medio de los clubes de la Euroliga. Se han sufrido derrotas similares otros años, pero en esta ocasión el equipo no dio en ningún momento sensación de poder remontar o poner en complicaciones a su rival. Simplemente no compareció. Los vitorianos están teniendo unos problemas enormes para atacar en estático y para rebotear, no intimidan desde el perímetro y los fichajes no están rindiendo al nivel que se espera de ellos, especialmente Baldwin, llamado a ser la estrella del equipo, y Marinkovic, que hasta ahora no ha aportado nada positivo.

En una situación similar en otro club o con otro entrenador, seguramente se habría tomado ya la decisión más fácil: prescindir del técnico y apostar por un nuevo preparador para dirigir el banquillo e intentar darle un cambio de rumbo al equipo. Sin embargo, cuando el timonel es una leyenda del club como Ivanovic, es a la tripulación a la que se mira primero. Es por ello por lo que la directiva se ha puesto manos a la obra para intentar buscar un base en el mercado antes de destituir al técnico, confiando en la capacidad del montenegrino de poder reconducir la situación.

Asuntos que corregir

La paciencia del club, en cualquier caso, no es infinita e Ivanovic tiene varios aspectos que trabajar si quiere salvar al equipo de la delicada situación por la que pasa. Uno de ellos tiene que ver con la defensa del rebote. El conjunto azulgrana se ha visto doblegado por sus rivales en los registros de capturas en las últimas fechas, lo cual se ha traducido en numerosas canastas en segundas oportunidades, una auténtica losa para el Baskonia. El montenegrino está empeñado en defender con cambios automáticos en los bloqueos, lo que facilita controlar este tipo de jugadas gracias a la capacidad de sus pívots de defender a jugadores más pequeños, pero deja la zona desprotegida a la hora de cerrar el rebote. Dusko deberá encontrar la fórmula para que esta manera de defender no repercuta en las capturas o renunciar a esta idea.

Otro de los lastres está siendo la falta de ideas a la hora de atacar en estático. Baldwin no ha funcionado como director de juego y el técnico ha reaccionado situándolo como escolta, para tapar también el bajo rendimiento de Marinkovic, pero de momento no ha dado resultado, ya que al norteamericano le cuesta ver canasta y Granger está demasiado solo en la dirección debido a la falta de experiencia de Kurucs. Ya sea por el ingenio de Ivanovic o por la llegada de refuerzos, el equipo deberá mejorar en las próximas fechas si no quiere poner a prueba la paciencia de la directiva.