El puesto de escolta ha sido un espacio muy fructífero para el Baskonia en las dos últimas décadas. El conjunto gasteiztarra ha tenido el privilegio de contar en su plantilla con auténticas máquinas de anotar como Arvydas Macijauskas, Igor Rakocevic y Rodrigue Beaubois.

Sin embargo, desde que el francés dejó el club en 2018 el cuadro azulgrana no ha contado con un escolta capaz de aportar puntos con consistencia y castigar cada centímetro que deje el rival con canastas desde el perímetro. Con el deseo de volver a recuperar esa voracidad anotadora en el puesto de dos, el conjunto vitoriano ha contratado este verano a Vanja Marinkovic, que no ha logrado despuntar en el Valencia Basket y que llega con una misión clara, pero nada sencilla: enchufar, enchufar y volver a enchufar.

La última temporada en la que el Baskonia contó con un killer en el puesto de escolta fue en el curso 2017-18, el último de Beaubois en Vitoria-Gasteiz. El francés, que se ha proclamado campeón de la Euroliga este año con el Anadolu Efes, registró en aquella campaña 12,4 puntos por partido en la Euroliga y 11,4 en la ACB, promediando unos porcentajes del 40% y del 42% en triples respectivamente. Su trascendencia, sin embargo, iba más allá de la de un triplista, ya que también demostró ser un buen organizador, con excelente bote de balón y unas nada despreciables cualidades físicas.

Tras su marcha, varios jugadores han intentado reencarnar su figura, pero sin éxito. El 2017-18 también fue un buen curso para Matt Janning, que promedió un 45% en triples en la ACB y un 39% en la Euroliga. Sin embargo, se fue deshinchando con el paso del tiempo y dejó la entidad el pasado verano tras una decepcionante temporada lejos de los números de su primer año como azulgrana. En la 2018-19 el Baskonia intentó cubrir la baja de Beaubois con Darrun Hilliard, que, a pesar de registrar buenos números en la ACB, se mostró inconsistente en la Euroliga con un 32% en triples.

Tras ello, el club apostó fuerte por Nik Stauskas, un tirador compulsivo procedente de la NBA que recaló en Vitoria como fichaje estrella. Sin embargo, sus números y su actitud en la cancha no estuvieron a la altura de las expectativas y su salario y ambas partes rescindieron contrato antes de que terminara la temporada 2019-20, facilitando la llegada de Zoran Dragic.

El esloveno cumplió con la papeleta y fue importante en la consecución del título de la ACB en la Fonteta, lo que le valió la renovación, aunque en ningún momento se ha destacado por ser un killer desde el perímetrokiller y la mayoría de sus puntos han llegado gracias a sus incisivas penetraciones a canasta.

EL FIASCO DE CARRINGTON

El pasado verano el Baskonia necesitaba un escolta que se repartiera los minutos con Zoran Dragic e incorporó a Khadeen Carrington, que ni siquiera llegó a debutar en partido oficial al decepcionar a Ivanovic en la pretemporada.

El de Trinidad y Tobago dejó el club y el Baskonia se quedó con la única baza de Dragic para el puesto de dos. El esloveno, a pesar de la nula competencia en su puesto, no logró afianzarse y fueron Vildoza o Giedraitis los que hicieron de escolta en los partidos decisivos, adaptándose a una posición que no es la suya habitual.

Los 8,7 puntos por partido en la ACB y 8,5 en la Euroliga la pasada temporada no han sido suficientes para que el Baskonia decida renovar a Dragic, que, de hecho, ha sido ofrecido al Olympiacos, según apuntó el lunes la radio griega OverFM.

Sus porcentajes del 30% y del 28% en triples en la ACB y en la Euroliga respectivamente han limitado al equipo a la hora de abrir la cancha y hacer daño desde los 6,75 metros, algo que se pretende recuperar con el fichaje de Marinkovic. Su etapa en Valencia no es un precedente positivo, aunque en duelos como el de la Supercopa de 2019 contra el Barcelona, en la que metió 5 triples y 17 puntos en 20 minutos, ha demostrado tener potencial como tirador.

El serbio tendrá difícil alcanzar las cotas anotadoras de Beaubois, Macijauskas o Rakocevic, pero el Baskonia necesita que ofrezca un buen rendimiento para tener un ataque equilibrado y adaptado a unos tiempos en los que cada vez se lanza más desde el triple.

Lejos queda esa temporada 2008-09 en la que Igor Rakocevic anotó 19,4 puntos por partido en la ACB y 18 en la Euroliga o aquella campaña 2003-04 en la que Macijauskas promedió 18,5 tantos en la ACB y 19,4 en la Euroliga. Esas estratosféricas cifras se antojan inalcanzables ahora, pero un club que ha tenido en sus filas a escoltas de ese nivel necesita volver a disfrutar de un killer.

El Baskonia ha contado históricamente con máquinas de anotar en el puesto de escolta como Rakocevic o Macijauskas

Desde que Beaubois dejó el equipo, Dragic, Stauskas, Janning, Carrington, Massenat o Hilliard no han logrado convencer