Sin tiempo para digerir la derrota ante el Joventut, el Baskonia vuelve esta noche al ruedo en busca de un mayor rodaje y ese imprescindible tono competitivo que el coronavirus ha sesgado de raíz. En principio, la velada en Illumbe se antoja propicia para ir reencontrando poco a poco la versión previa a la llegada del maldito patógeno a su vestuario, algo que ha dejado al equipo vitoriano oxidado y en unas precarias condiciones físicas.
No en vano, el Baskonia visita a un vecino completamente desahuciado cuyo futuro a corto plazo para irremediablemente por el descenso a la LEB Oro. La puntilla definitiva para los guipuzcoanos llegará hoy en caso de derrota.
En cualquier caso, parece simple y llanamente una cuestión de tiempo, ya que para sobrevivir una temporada más entre los mejores los de Marcelo Nicola necesitan ganar sus tres partidos pendientes y que el Estudiantes pierda el único que le resta. Su suerte está echada, por lo que el encuentro puede servir para alimentar la confianza de un Baskonia que ante los verdinegros sucumbió a la lógica.
No hay tiempo para los sentimentalismos por mucho que durante bastante tiempo el GBC haya sido un equipo amigo que despierta una especial simpatía en Vitoria. Las urgencias a nivel clasificatorio son evidentes para un Baskonia que, eso sí, todavía depende de sí mismo para acabar la fase regular en cuarto lugar. El Valencia Basket, que le aventaja en una victoria en la tabla habiendo disputado dos partidos más, le ha echado ya el aliento en la nuca.
Salvo sorpresa, el temible cuadro taronja se perfila como el primer oponente en el áspero play off por el título al que la formación alavesa espera llegar en el mejor momento posible. Lo que se está cociendo ahora es quién de los dos obtendrá la ventaja de campo en una fratricida eliminatoria al mejor de tres asaltos.
Por si había alguna duda de los estragos causados por la emergencia sanitaria, el Baskonia confirmó el martes que su nivel tanto físico como baloncestístico deja bastante que desear en este instante. A partir de ahora llega una contrarreloj para cargar cuanto antes el depósito de gasolina y dejar atrás esta pesadilla provocada por la pandemia.
El margen de mejora es ilimitado para un colectivo que cuenta actualmente con ausencias sensibles en su engranaje como Peters y Fall -el gigante senegalés quizás vuelva hoy a la convocatoria-, otros recién llegados que están obligados a integrarse cuanto antes en la dinámica colectiva (Colom y, en breve, Massenat) y también jugadores muy lejos de su mejor forma, especialmente Giedraitis y Dragic. El escolta estadounidense con pasaporte haitiano aterrizó ayer en Vitoria, pero previsiblemente no debutará hasta el domingo ante el Unicaja.
El partido de esta noche es, de largo, el más asequible de todos los que le restan al Baskonia en esta fase regular. El GBC, que confeccionó su limitada plantilla en un tiempo récord tras ser readmitido a finales del pasado verano por un juez, no ha podido salir del pozo de la clasificación durante toda la campaña.
Por si no tenía suficientes problemas con su plantel al completo, las grave lesiones de Jaime Echenique y del capitán Xabi Oroz han reducido a la mínima expresión las esperanzas del conjunto donostiarra de salvarse. Un rival de lo más frágil que debería ser batido con suficiencia por este Baskonia de circunstancias.