La demostración de carácter llegó demasiado tarde cuando el estropicio ya no tenía remedio. Un Baskonia angustiado y reo de los miedos tuvo que verse en lo más profundo del pozo para emitir señales de vida, pero fue tanto el terreno concedido a un ogro culé con el miedo metido en el cuerpo que el milagro resultó inviable. Después de que el infalible Abrines elevara un aterrador 67-47 en la primera jugada del último cuarto, emergió una pequeña rendija por la que agarrarse al sueño de la décima final copera de la historia.
Un sorprendente parcial de 2-18 en medio de un alud de pérdidas blaugranas brindó ilusiones renovadas a un equipo vitoriano ciertamente irreconocible hasta ese momento. Sin embargo, ese meritorio conato de rebelión únicamente sirvió para, como se dice siempre en estos casos, morir en la orilla. El Barcelona, sostenido durante toda la velada por su abrumadora superioridad en el rebote, se vio reanimado por un plácido mate de Davies y el cansancio del TD Systems hizo el resto a la hora de convertir el séptimo entorchado copero en un sueño inalcanzable.
Por ende, el título que más pasión genera entre la hinchada baskonista vuelve a pasar de largo una temporada más. Son ya muchos años de desencantos en un torneo que, desde luego, ha dejado de ser fetiche y volverá a asistir a la enésima final entre los dos colosos del baloncesto español. Las sorpresas están vetadas para alternativas de poder como el Baskonia que, víctima de las limitaciones económicas, difícilmente pueden competir ante escuadras tan largas y sobradas de recursos como la culé.
Aunque el despertar de Vildoza, el incansable esfuerzo de un Henry al límite de las fuerzas y la laboriosidad de Jekiri bajo los aros añadieron algo de picante a un partido tiranizado por el Barcelona desde el salto inicial, el Baskonia se quedó corto en todas las facetas. Ese esperanzador 69-65 activó el despertador culé y la templanza desde el tiro libre de Mirotic, Calathes y Westermann terminó por decantar la balanza hacia el más poderoso.
Henry contra elmundo
Tras la sesión de baño y masaje ante el Joventut, la semifinal fue una historia muy distinta para un Baskonia empequeñecido ante el enorme potencial del líder de la Euroliga. El conjunto alavés se vio desfigurado por la intensidad catalana. Un incesante número de ataques se consumieron con un tiro a la desesperada sobre la bocina, dos consumados francotiradors como Giedraitis y Peters nunca pudieron armar el brazo en condiciones favorables y el ataque posicional se convirtió en una tortura constante. Para colmo de males, la pelea por el rebote también tuvo un único color blaugrana.
El Barcelona tampoco necesitó grandes alardes para imponer su superioridad. Tras el susto vivido ante el Unicaja, supo bajar al barro y anular por completo a todos los bastiones de Ivanovic. Henry aglutinó casi toda la responsabilidad y eso tampoco redundó en nada positivo para la estabilidad alavesa. Demasiado manoseo de balón por parte del base estadounidense, que protagonizó otro esplendoroso arranque pero a menudo trató de disfrazarse de Superman en una pelea de 'yo solo contra el mundo'. Mientras tanto, los restantes estandartes se vieron engullidos por la abrasiva defensa catalana.
El base estadounidense anotó 15 de los primeros 21 puntos de un Baskonia incapaz de despojarse los pesados grilletes culés. En un partido de trazos siderúrgicos, el Barcelona firmó cuatro triples consecutivos en vísperas del intermedio -dos de Mirotic, uno de Higgins y otro de Hanga- que le permitieron ensanchar la ventaja en el electrónico. Lejos de variar el decorado, el encefalograma plano alcanzó tintes insospechados tras el descanso.
El Baskonia manó sangre de forma incansable hasta un toque de corneta en el epílogo que, al menos, sirvió para acabar el choque con otro sabor de boca. Si algo tienen los guerreros manejados por Ivanovic es corazón y orgullo para sobreponerse a todos los obstáculos. Pasito a pasito, el conjunto vitoriano fue limando la desventaja y el Barcelona sufrió el clásico vértigo que le ha penalizado en infinidad de ocasiones en la era reciente. Incluso hubo varios ataques para colocarse a una canasta de diferencia, pero muy pocas veces la épica obra milagros. El título más factible de la temporada vuelve a escurrirse de las manos.
Barcelona (77): Calathes (4), Higgins (15), Hanga (2), Mirotic (16), Pustovyi (4) -cinco inicial-, Davies (8), Bolmaro (2), Kuric (10), Smits (2), Westermann (4), Abrines (9) y Oriola.
TD Systems Baskonia (68): Henry (19), Dragic (3), Giedraitis (5), Polonara (10), Jekiri (15) -cinco inicial-, Vildoza (10), Fall, Peters (6), Sedekerskis y Diop.