- Lo que se preveía como una noche gloriosa en el primer cuarto desembocó a la postre en un mal trago. Apenas diez minutos le duró la clarividencia a un Baskonia atrapado en la tela de araña tejida por Sfairopoulos, uno de los técnicos que mejor sabe destruir el talento del rival en la Euroliga. El capataz griego del Maccabi mostró la lucidez que esta vez le faltó a Ivanovic, cuyas decisiones terminaron de arrastrar al equipo vitoriano hacia una derrota que supone un pequeño paso atrás en las aspiraciones de optar al Top 8.
Hablar a posterior siempre es ventajista, pero nadie sabe a ciencia cierta qué hubiese pasado si el técnico montenegrino concede la alternativa a Fall en el último cuarto. El senegalés, primordial siempre que estuvo en pista para ayudar al TD Systems a mantener la estabilidad, vio los toros desde la barrera en ese intervalo caliente tras incurrir en su cuarta falta en la última posesión. Sin su amenazadora presencia, un Maccabi capaz de lucir sus pesados grilletes atrás vivió demasiado cómodo.
Entre la inexistente pegada desde la larga distancia con una pésima carta de tiro de Peters y Giedraitis, la falta de oxígeno en piezas cruciales como Henry y las tablas de un Maccabi que supo gestionar mejor los minutos finales, ayer sobrevino una derrota dolorosa en el Buesa Arena. Un castigo hasta cierto punto justo para un Baskonia preso de la ansiedad, que tuvo en Polonara a un valladar insuficiente y se vio ajusticiado por dos tiros libres de Dorsey tras un rebote que se marchó al limbo al poco de que Caloiaro desperdiciara un triple. Con anterioridad, un tiro sin sentido que ni siquiera tocó aro por parte de Henry ilustró lo que fue el anfitrión: un equipo con miedos, incapaz de salir al galope y con escasas soluciones ofensivas para rebelarse ante la asfixiante intensidad del Maccabi.
La brillante puesta en escena azulgrana careció de continuidad a partir del segundo cuarto, momento en que llegó la espesura. El ingreso de un clásico de la Euroliga como Hunter cambió por completo el decorado de una velada en la que el Baskonia volvió a malvivir por culpa de la soledad de Henry en el timón. La ausencia por cuarta jornada seguida de Vildoza comienza a pesar ya como una losa en un engranaje azulgrana muy corto de efectivos. Hasta el punto de que Ivanovic no recurrió a los servicios del bisoño Kurucs hasta bien avanzado el tercer periodo para oxigenar a un base estadounidense sometido un día sí y otro también a un esfuerzo sobrehumano.
Desde su entrada en el minuto 8 cuando el marcador sonreía al TD Systems por un diáfano 18-9, Hunter endureció sobremanera al Maccabi. El israelí fue un fantasma de equipo en los albores del choque y también un coladero absoluto en el juego interior con la presencia de los insípidos Zizic y Bender, pero despertó del letargo gracias al poderío físico y la intensidad del veterano center norteamericano. Ambos croatas fueron unos juguetes rotos en manos de Polonara y Fall hasta que Sfairopoulos apostó por un jugador curtido en mil batallas y que conoce como pocos el oficio del juego subterráneo.
Ivanovic volvió a rodearse de su guardia pretoriana en otra noche donde quedó patente la dificultad de los jóvenes para hacerse un hueco en la rotación en este tipo de ásperas refriegas. Pese a que el Maccabi entró rápidamente en el bonus en el tercer cuarto y el conjunto vitoriano dispuso de más tiros libres, las alternativas fueron una constante hasta el epílogo. Sin embargo, todo empezó a torcerse cuando un imprescindible Fall tuvo que enfilar de forma prematura el camino hacia el banquillo en el minuto 30 por culpa de su cuarta falta, a todas luces prescindible y a muchos metros del aro.
Conforme avanzó el choque, al Baskonia le costó encontrar el camino hacia el aro israelí con una desastrosa carta de tiro desde el perímetro. Henry evidenció ir justo de gasolina y faltó la pólvora de jornadas precedentes. Ni Giedraitis ni Peters fueron los apagafuegos esperados para hacer trizas la pegajosa defensa amarilla. Ivanovic se jugó con nulo éxito la baza de los dos cuatros, aunque el Maccabi tampoco opuso una interminable retahíla de recursos para romper el partido antes de tiempo. En definitiva, una oportunidad de oro que se escapa al limbo mientras el retorno de Vildoza se convierte ya casi en una cuestión de Estado para seguir conservando intactas las opciones.
Diez minutos de ilusión El rigor tan solo le duró un cuarto a un Baskonia que comenzó a derrumbarse con la entrada del veterano Hunter en las filas macabeas. El poste estadounidense reanimó a un conjunto israelí dominador del 'tempo' y que apenas dejó correr a los vitorianos a lo largo de la velada. En un partido de cuchillos afilados y con una anotación raquítica en el epílogo, los de Ivanovic se quedaron cortos en todas las facetas.
Una decisión controvertida Junto a Polonara, el gigante Fall (14 puntos y 6 rebotes) fue de lo mejor en el TD Systems y siempre sembró el pánico en el entramado de Sfairopoulos. Tras su cuarta falta en la última jugada del tercer cuarto, ya no volvió a pista. Ivanovic optó por el recurso de los dos 'cuatros' mientras Peters no brindó ningún tipo de solución en el plano ofensivo.