- La emergencia sanitaria está deparando situaciones ciertamente rocambolescas en el baloncesto profesional durante esta atípica temporada. La expedición del TD Systems Baskonia cogió ayer a las 16.00 horas de la tarde un vuelo directo desde Bilbao con destino a Las Palmas sin la certeza plena de que el partido correspondiente a la novena jornada de la Liga Endesa ante un irreconocible Herbalife Gran Canaria, previsto hoy a las 20.00 horas, vaya a celebrarse.

La ACB se encuentra a la espera de los resultados del último test de seguridad que el adversario azulgrana debe pasar el mismo día de la velada antes de dar la pertinente luz verde. Aunque este extremo no forma parte de su protocolo especial para el covid-19 elaborado durante el verano, se trata al fin y al cabo de evitar posibles riesgos ante los problemas de salud surgidos en las últimas horas en el Gran Canaria.

Las alarmas saltaron después de que el derbi canario del viernes ante el Iberostar Tenerife fuera aplazado tras detectarse un positivo entre un miembro del inminente rival vitoriano. Inmediatamente surgieron las lógicas dudas respecto a la celebración de la visita baskonista, prevista apenas 48 horas más tarde.

Ayer se especuló con la posibilidad de que el afectado fuera el director deportivo Willy Villar, por lo que el asunto carecería entonces de menos dramatismo que si hubiese sido un jugador en manos del cuestionado preparador segoviano. En cualquier caso, el Baskonia estará en vilo hasta el último momento porque, según confirmaron ayer fuentes del Gran Canaria, jugadores, técnicos y miembros del staff insular se someterán esta mañana a un último test antes de que la ACB dé su conformidad al salto inicial.

Si surge algún positivo, quedará consumado el aplazamiento y, por ende, se avecinará un mayúsculo problema a la hora de encajar el partido en el futuro. Cada vez hay menos fechas libres en un calendario ya de por sí sobrecargado y, además, tanto amarillos como alaveses disputan competición europea.

Vistos algunos precedentes, nadie puede descartar que el Baskonia, obligado a efectuar ayer un largo desplazamiento aéreo de casi tres horas para aterrizar en la isla pasadas las 18.00 horas locales y no perder por incomparecencia, tenga que retornar hoy mismo a Vitoria sin haber sudado la camiseta. Y todo ello tras meterse entre pecho y espalda 4.000 kilómetros y seis horas de avión.

En principio, en el seno del Gran Canaria se respira un cierto optimismo. El encuentro tiene visos de celebrarse tras el comunicado emitido ayer a primera hora de la mañana. "Tras los tests de respaldo realizados el viernes a todos los jugadores y cuerpo técnico del Herbalife, todos los resultados han sido negativos excepto el de la persona que dio positivo en el anterior test llevado a cabo el jueves", precisó la entidad insular, cuyo afectado permanece aislado en tierras chicharreras cumpliendo el periodo de cuarentena obligatorio en estos casos.

Una vez conocidos los resultados del test de respaldo que exige el protocolo de la ACB cuando se detecta un contagio, la expedición del Gran Canaria regresó el mismo viernes por la noche a Las Palmas desde Santa Cruz de Tenerife. El Gobierno local autorizó el viaje de vuelta ante la certeza de que ya no existía ningún riesgo de contagio a terceros, pero será necesaria hoy una última certeza sobre la inexistencia de positivos dentro del equipo con el fin de que el balón pueda lanzarse al aire.

En definitiva, una situación surrealista que ni mucho menos le es desconocida este curso al Baskonia, que todavía mantiene pendientes dos partidos de la Euroliga ante el Zenit San Petersburgo y el Alba Berlín. Ambos no han sido reubicados mientras el calendario se encuentra tan apretado que las fechas libres casi brillan por su ausencia.