Difícilmente le puede sonreír siempre a uno la fortuna cuando juega de forma permanente con fuego. El destino le tenía reservado esta vez un destino cruel a un Baskonia con una coraza cada vez más lejos de ser indestructible. El funambulista azulgrana perdió finalmente el equilibrio y se despeñó hacia el vacío en otro partido resuelto a cara o cruz. Es cierto que pudo salir airoso del Coliseum con una pizca de fortuna, pero dos aciagos minutos finales cuando ya había hecho lo más difícil y acariciaba una victoria de mérito tras una nefasta primera mitad le enviaron a la lona.

El verdugo no fue otro que Jasiel Rivero, que se elevó sin ninguna oposición en la inmediación del aro para dejar un plácido palmeo sobre el aro visitante tras el error previo de Renfroe. En su intento de salir a la ayuda e intimidar la penetración del base estadounidense, Jekiri perdió de vista a su par dejando herido de muerte al Baskonia. Con anterioridad, el cubano también había levantado un muro atrás para colocar dos tapones providenciales a Henry y al propio poste nigeriano que brindaron al Burgos la última posesión con el fin de llevarse el gato al agua.

La victoria se quedó finalmente en casa y la tropa alavesa, pese a sus notables minutos tras el descanso y sus ramalazos de casta para agarrarse al encuentro, regresó a Vitoria con las manos vacías. Tercera derrota consecutiva en el equipaje, aunque queda el consuelo de que esta vez emergió algo de carácter y personalidad para voltear un partido que en el intermedio parecía desembocar hacia otro naufragio sin paliativos. Fue, a la postre, una remontada estéril en una tarde de altibajos donde Ivanovic redujo al máximo la rotación y el equipo vitoriano apenas vio la luz al inicio del tercer acto gracias a un parcial de 0-13. Fall, que ni siquiera saltó al Coliseum, los tres canteranos, un Dragic fuera de ritmo y Polonara fueron irrelevantes volviendo a ser el Baskonia un grupo demasiado corto y sostenido por un reducido número de piezas.

Con un quinteto exprimido al máximo (Henry, Vildoza, Giedraitis, Peters y Diop), el técnico montenegrino encontró la fórmula para neutralizar el diáfano dominio burgalés. Cinco jugadores enfundados con la capa de héroes para cambiarle por completo la cara a un visitante empeñado en no sufrir atrás y aceptar el intercambio de canastas que propuso un anfitrión sumamente dinámico, de gatillo fácil y con la confianza por las nubes tras su sonado éxito continental.

De nuevo incapaz de proteger el aro con la solvencia de los primeros duelos de la temporada, el Baskonia se vio sometido a un esfuerzo sobrehumano que terminó pagando en los compases finales. Sus fraternales defensas permitieron unas licencias insospechadas a un conjunto tan bien armado y talentoso en el perímetro como el San Pablo. Los pupilos de Joan Peñarroya no solo se hincharon a anotar gracias a los réditos del bloqueo directo, sino que disfrutaron de infinidad de segundas opciones de tiro tras capturar el rebote ofensivo y también facturaron infinidad de canastas fáciles en transición.

El Baskonia se quedó con la miel en los labios a la hora de frenar la sangría en la guarida de uno de los equipos más en forma de la ACB. Pese a estar avisado antes del salto inicial acerca de los peligros del vigente campeón de la Champions League, se le indigestó otro partido en el que, eso sí, hizo lo más difícil para llegar con grandes opciones de victoria al epílogo. Tras ser capaz de meter infinidad de manos en defensa y robar numerosos balones al Burgos con Henry y Vildoza como puntas de lanza de ese encomiable esfuerzo, el Baskonia se descompuso a la hora de la verdad.

Un triple del argentino elevó un esperanzador 84-88 al marcador. Restaban dos minutos y el San Pablo parecía resignado a su suerte. Pese a que el Instant Replay concedió con toda la incertidumbre del mundo dos posesiones al Baskonia, varios ataques pésimamente gestionados desembocaron en otro trago amargo. Entre los triples que se fueron al limbo por parte de Giedraitis y Vildoza, un tiro libre desperdiciado por Jekiri, un triple mortal de necesidad de Benite que colocó la igualada a 89 y las apariciones finales de Rivero, se escurrió de las manos una victoria que ya se acariciaba con la yema de los dedos. Puesto a perder, desde luego, mejor que sea así dando la cara.

La moneda salió cruz Vildoza sepultó al Valencia y Henry hizo lo propio con el Estudiantes, pero el Baskonia recibió ayer de su propia medicina en un partido donde Rivero le ajustició a falta de nueve décimas con un plácido palmeo. El pívot cubano, que anotó tras el fallo de Renfroe, también fue decisivo previamente con dos tapones a Henry y Jekiri.

Un grupo insuficiente Ivanovic saturó de minutos en pista a los cinco jugadores (Henry, Vildoza, Giedraitis, Peters y Diop) con los que el equipo vitoriano edificó su reacción tras el intermedio. La mejoría azulgrana resultó insuficiente ante un Burgos que resurgió de sus cenizas cuando su suerte parecía echada en el minuto 38 (84-88).

Giedraitis

Uno de los que acudió al rescate del Baskonia tras el descanso para propiciar una reacción, a la postre, estéril. Demostró su innata capacidad para anotar y colaboró en el rebote.

39

minutos del lituano

Con Dragic recién salido de lesión y sin confianza en Tadas, Ivanovic exprimió al alero ante el Burgos.

Ivanovic Se repitieron las malas sensaciones de los últimos tiempos en otra fatídica primera mitad donde el equipo encajó la friolera de 48 puntos. El montenegrino exprimió al quinteto (Henry, Vildoza, Giedraitis, Peters y Diop) que consiguió cambiarle la cara al Baskonia. Los canteranos, Dragic, Polonara y Fall -este ni siquiera jugó- pasaron de puntillas por un partido que supone la tercera derrota seguida.

El equipo vitoriano llegó al minuto 38 con un esperanzador 84-88, pero de ahí a la conclusión tan solo anotó un tiro libre por medio de Jekiri

Ivanovic exprimió al máximo al cinco que posibilitó la reacción tras el descanso, integrado por Henry, Vildoza, Giedraitis, Peters e Ilimane