- Como si se tratase de un símil ciclista, el Baskonia ha sorteado sin grandes apuros dos etapas llanas (Bilbao Basket y Tenerife) que no han supuesto una excesiva exigencia para su cuerpo. Sin embargo, la tranquilidad desaparecerá de un plumazo a partir de ahora con el comienzo de las etapas alpinas.

Se acabaron los suaves repechos que ni siquiera le han obligado a pedalear de pie sobre la bicicleta y llegan las montañas de un considerable desnivel para comprobar realmente si su candidatura a subirse a lo más alto del podio el próximo día 30 tiene indicios sólidos o, por el contrario, es un sueño irreal.

El todopoderoso Barcelona se interpone esta noche en el camino de un equipo vitoriano que encara el partido sin ninguna presión y con la tranquilidad de haber hecho los deberes. Superar en las dos primeras jornadas de la fase final a vizcaínos y chicharreros era poco menos que una obligación para allanar el camino hacia la semifinal y en ese sentido los hombres dirigidos por Ivanovic han cumplido a rajatabla el guión, de ahí que una hipotética derrota hoy frente el dragón catalán de innumerables cabezas no sería ninguna tragedia.

La lógica dice que el gigante blaugrana armado hasta los dientes en todos los puestos acabará primero de grupo y que la segunda plaza irá a parar a las manos del Baskonia o Unicaja, que se miden entre sí en la cuarta jornada. Sin embargo, nadie debería descartar hoy una sorpresa por parte vitoriana si uno se percata de que el lujoso Ferrari pilotado por Pesic ni mucho menos se ha convertido en ese coche de alta gama al que nadie iba a seguir su ritmo. Tras el ridículo en la Copa del Rey y la cancelación definitiva de la Euroliga, las urgencias del veterano técnico serbio para levantar el título liguero y rentabilizar la astronómica inversión de la sección blaugrana de baloncesto son evidentes.

Este Barcelona dispone de puestos hasta por triplicado y cuesta alrededor de 45 millones de euros, pero su cabeza visible del banquillo todavía no ha conseguido extraer el máximo jugo a un grupo superlativo ni aprovechar la calidad de estrellas del calibre de Cory Higgins y Brandon Davies, que en sus clubes anteriores sí marcaban la diferencia.

Tanto el Joventut como el Unicaja han destapado en las dos primeras jornadas que el combinado culé tiene sus puntos débiles pese a que su fondo de armario es realmente envidiable a la hora de ir desgastando física y mentalmente a cualquier rival con el transcurrir de los minutos.

El Baskonia ha dejado buenas sensaciones en los dos compromisos anteriores, aunque no cabe duda de que una pájara como la vivida en los minutos finales ante el Tenerife no puede repetirse hoy si quiere albergar alguna opción de éxito ante uno de los grandes transatlánticos del Viejo Continente. Prometen saltar chispas de la pelea entre dos plantillas rebosantes de músculo, centímetros y poderío físico, si bien el Barcelona atesora una amalgama de recursos mucho mayor que la de la mayoría de oponentes.

Luego está el factor Mirotic y la asombrosa capacidad del cuatro hispano-montenegrino para ver el aro como una piscina cuando los partidos entran en los momentos calientes. Su cara a cara con Shengelia, que en el último precedente entre ambos conjuntos en la Euroliga le dejó en evidencia en los segundos finales con aquel poderoso mate ganador con su mano izquierda tras una penetración, constituye uno de los grandes alicientes del choque.

El ganador del pulso entre los dos invictos del grupo A pondrá prácticamente los dos pies en la semifinal prevista el siguiente domingo. Como dice Ivanovic, la realidad puede ser más bonita que los sueños y el Baskonia sueña con una de esas victorias que alimentarían más si cabe la ilusión de una afición con ánimos renovados. Si el San Pablo Burgos fue capaz ayer de sonrojar al Real Madrid, ¿por qué los alaveses no pueden hacer lo propio esta noche con el Barça?