l Kirolbet Baskonia y el Tenerife disputaron el pasado 8 de marzo, que ya parece tan lejano, el último partido que se ha jugado en la Liga Endesa. Allí estuvo Juan Carlos García González como miembro del trío arbitral. Desde entonces, el colegiado vasco espera confinado a que se decrete la vuelta a la actividad, que en su caso se reparte entre la ACB y las competiciones de la Euroliga. Los silbatos también están en cuarentena. "Ahora toca adaptarse por responsabilidad y toca crear nuevas rutinas en casa para que esto te afecte lo menos posible a ti y a tu familia", dice alguien que está acostumbrado a viajar cada semana por toda Europa durante una temporada.
En este sentido, cree que este confinamiento le está permitiendo "equilibrar la balanza" y pasar con los suyos un tiempo que habitualmente no puede dedicarles. Su dedicación al arbitraje es exclusiva dentro de un gremio variado, que tiene a algunos de sus miembros dedicados a otra profesión fuera del baloncesto y colaborando en distintas tareas para el control de la pandemia del coronavirus. Pero todos desean volver cuanto antes a la cancha, a sentir esa adrenalina que, con lo bueno y con lo malo, les hace partícipes del espectáculo del baloncesto en las canchas del continente. La falta de partidos afecta al colectivo, como a todos, pero "la prioridad es respetar las normas y la salud".
La semana anterior a ese 8 de marzo Juan Carlos García la pasó en Estambul, donde dirigió dos partidos de Euroliga. En ese momento, ya algunos partidos se habían disputado a puerta cerrada, entre ellos el después polémico Milán-Real Madrid, e incluso el Darussafaka-Virtus Bolonia de Eurocup se tuvo que jugar en Belgrado por la imposibilidad de los italianos de acceder a territorio turco. "Ya había problemas", pero nadie podía aventurar la magnitud del desastre que se avecinaba. En cuanto Italia primero y España después decretaron el estado de alarma, "la Euroliga y la ACB decidieron parar sus competiciones y hasta ahora".
El regreso no se intuye sencillo, aunque el árbitro vasco se alegra de la decisión de la asamblea de la ACB ya que "supone que hay un plan, aunque todo depende de lo que decidan las autoridades sanitarias". "Hay que esperar hasta esa fecha límite del 31 de mayo para ver qué se decide y cómo evoluciona todo, pero yo soy bastante positivo y optimista", comenta. "Si la curva de contagios empieza a caer, quizás se vean más claros los pasos a dar", añade. En todo caso, en el deporte y en la sociedad la vuelta a la normalidad "va a ser escalonada y no va a ser como antes, desde luego". En lo que ocupa a Juan Carlos García, considera que la reanudación de la Liga Endesa puede ser más sencilla que la de la Euroliga porque "los desplazamientos entre países dependerán de los distintos ritmos que sigue cada uno y de las decisiones de las autoridades de cada país".
Mirando al futuro y a la obligación de tener que volver a viajar, no se muestra "temeroso" a lo que pueda ocurrir ya que "sé que va a estar todo mucho más controlado y se va a hacer con las máximas garantías. Va a haber medidas que se van a tener que seguir en el deporte y en la sociedad y no debería haber problemas en cuanto cojamos los nuevos hábitos y seamos escrupulosos. Ahora hay cosas que estamos haciendo en la calle o cuando vamos al supermercado que las tendremos que seguir haciendo y cuando las repitamos, ya no nos daremos ni cuenta".
Si algo destaca entre los deportistas profesionales, es "la capacidad de adaptación" y eso debe ayudar también en la nueva fase que se abrirá y, según todos los indicios, llevará a la ausencia de público en las canchas durante un periodo de tiempo largo como medida de prevención. Jugar a puerta cerrada evitará que los árbitros escuchen de todo, aunque no hay nada como la emoción que provoca una grada llena. "A todo te acostumbras", confiesa Juan Carlos García, que ha arbitrado en algunas de las canchas más ruidosas de Europa, pero también ha vivido un anticipo de lo que viene. Esta temporada le tocó dirigir un atractivo Panathinaikos-Fenerbahçe a puerta cerrada en el inmenso OAKA por una sanción que pesaba sobre el club griego. "Imagínate un campo de 20.000 personas vacío. Es una sensación muy rara. Se escuchaba el ruido de las zapatillas en el parqué, los comentarios de entrenadores y jugadores y de la gente que pulula alrededor de la cancha... La tensión no es la misma, pero te das cuenta de que todos lo viven con la misma intensidad que si hubiera público", relata.
Juan Carlos García González rebasó el pasado diciembre la barrera de los 700 partidos en la Liga Endesa y asegura que mantiene "la misma motivación que cuando empecé. Aún tengo cuerda para seguir disfrutando del baloncesto". En esa larga carrera, entre sus logros y sueños cumplidos estuvo figurar entre los elegidos hace cuatro años para arbitrar en los Juegos Olímpicos de Río, donde pudo dirigir la final masculina entre Estados Unidos y Serbia. Por eso, quiere ponerse en la piel de todos aquellos a quienes el coronavirus ha privado de su gran cita de este año, la de Tokio: "Es una faena, pero creo que eso queda en un segundo plano. El virus está afectando a nivel mundial y de primeras muchos se habrán quedado fríos por el aplazamiento, pero estoy seguro de que el año que viene lo vivirán de otra manera y lo disfrutarán más. Desde luego, es una experiencia que no se puede describir con palabras y animo a todos a no rendirse".
"Jugar a puerta cerrada es raro, pero todos lo viven con la misma intensidad que si hubiera público"
Árbitro de la Liga Endesa y la Euroliga
"No temo volver a viajar porque sé que va a estar todo muy controlado y se va a hacer con las máximas garantías"