- Antes de emprender caminos distintos el pasado verano en Estados Unidos, las cuatro baloncestistas alavesas que iniciaron el sueño americano han seguido trayectorias paralelas. Fueron descubiertas gracias al programa de tecnificación diseñado por la Federación Alavesa cuando eran alevines de primer año y de ahí fueron a jugar al colegio San Viator, que alcanzó un acuerdo de colaboración con el CB Araba para que las carreras de Nahia Urturi, Silvia Lasarte, Montse Gutiérrez y Clara Fernández de Trocóniz -a diferencia de las tres primeras, ella jugó en Marianistas- alcanzasen definitivamente la ansiada velocidad de crucero.

El antiguo Divino Maestro supuso la rampa de lanzamiento de estas cuatro pujantes alavesas hacia la NCAA después de brillar con luz propia en diferentes campeonatos autonómicos y estatales en categorías inferiores. En palabras de Ibon Sáenz de Lafuente, uno de sus entrenadores que en su día también ejerció como presidente y director deportivo del CB Araba, "es un motivo de orgullo" que este cuarteto haya podido vivir una experiencia de este calibre al otro lado del Atlántico para compaginar los estudios con el fervor por el baloncesto.

Pese a la alargada sombra de un equipo de élite como el Rpk Araski cada vez más asentado en la exigente Liga Femenina o la consabida dificultad existente a la hora de descubrir talento en una ciudad diminuta como Vitoria, el CB Araba se ha convertido en los últimos años en un trampolín ideal para aquellas niñas que desean abandonar el calor del hogar natal y vivir la experiencia de competir en alguna de las ligas universitarias norteamericanas, donde se foguean las promesas que luego acaban en la WNBA.

Con nueve equipos de diferentes categorías en su engranaje, cerca de veinte entrenadores y una junta directiva integrada por cinco miembros, todos ellos trabajando de forma desinteresada, es un club histórico de Álava que maneja un presupuesto limitado y centra todos sus esfuerzos en potenciar la cantera. Se nutre básicamente del dinero de algunos patrocinadores, las cuotas de los padres y unas pequeñas ayudas institucionales que ni se aproximan a las recibidas por otras entidades deportivas de la provincia.

A primeros de los 90, el CB Araba llegó a competir en la Primera División Femenina bajo la denominación de Eroski. Sus relaciones con la Federación Alavesa de Baloncesto, presidida por Luismi Corres, son "muy estrechas y cordiales" en la actualidad para seguir formando a jugadoras de una corta edad que apuntan buenas maneras.

Cerca de un centenar de jugadoras integran actualmente la estructura de este club que nació hace dos décadas. Muchas suelen quedarse por el camino a la hora de alcanzar sus objetivos, de ahí el orgullo de todo su personal cada vez que lguna de sus jóvenes -como ha sucedido ahora con Silvia, Nahia, Clara y Montse- emigran a Estados Unidos gracias a la inestimable ayuda de una beca. "Allí tienen la oportunidad de jugar a baloncesto, estudiar una carrera y aprender inglés, por lo que es una oportunidad fantástica", reconoce Ibon Sáenz de Lafuente, para quien es "igual de igual de importante formarlas como jugadoras y como personas desde que tienen 10 años".

La mayoría de los equipos del CB Araba se entrenan en el colegio Divino Maestro, aunque el crecimiento experimentado en los últimos años le permite utilizar ya otras canchas municipales. "Aquí tratamos de inculcar sobre todo el tema de juego en equipo y luego otros valores como el esfuerzo que les resulten válidos no solo para el baloncesto sino también para la vida cotidiana", concluye el que fuera entrenador de las cuatro jugadoras de la NCAA.