En el baloncesto han existido sonados tiros en el pie que han pasado a la historia. Desde ayer, hay uno más. El error de Stauskas en el WiZink Center engrosará por méritos propios el capítulo de los episodios más negros del Baskonia en la Euroliga. Restaban 4,3 segundos para la conclusión y Shields acababa de anotar una canasta que inevitablemente debía conducir la velada a la prórroga. Tras un esfuerzo titánico durante cuarenta minutos en los que había mirado de tú a tú al gigante blanco, el equipo vitoriano se había ganado el derecho a sumar otra épica victoria en el WiZink Center en los cinco minutos suplementarios.

Campazzo atrapó el balón tras el saque de banda. Pese a su velocidad, al argentino solo le daba tiempo para hacer un tiro a la desesperada. Había que dejar pasar el tiempo y evitar el contacto, pero entonces llegó el disparate. A muchos metros del aro azulgrana, fue interceptado bruscamente por Stauskas en un error impropio de un jugador de élite. La enajenación mental del canadiense, que venía de firmar otra actuación lastimosa, condenó al Baskonia a cosechar una de esas derrotas que dejan al personal con cara de tonto. Facu anotó el primer tiro libre y falló el segundo a propósito. Apenas restaba tiempo para obrar el milagro y Shengelia no atinó con un lanzamiento imposible. Así se consumió un partido en el que el Baskonia compitió de poder a poder y acarició otra gesta en el WiZink Center ante un Real Madrid vulnerable a más no poder.

Tras remar lo que no está en los escritos y tutear a un anfitrión en horas bajas, sobrevino un mazazo que puede suponer el acta de defunción de Stauskas como miembro azulgrana cuando Henry se reincorpore al equipo de su lesión. Sus compañeros no dieron crédito tras una acción que le va a dejar muy tocado para lo que resta de temporada.

Problemas de faltas El Baskonia aguantó con solvencia las primeras embestidas merengues capitaneadas por el elegante Randolph. Lo hizo gracias a un generoso despliegue defensivo, rápidas transiciones, un agresivo Eric ante el aro local y los triples de Janning, deseoso de mejorar sus pésimos registros de esta temporada desde la larga distancia. Tavares, al que el nigeriano trató de sacar de su zona de influencia para desbordarle por velocidad, volvió a ser un muro casi impenetrable para los alaveses mientras permaneció en pista.

Sin embargo, fue Thompkins el pilar de Laso que mantuvo con vida al Real Madrid en sus peores momentos. El virtuoso estadounidense, con una mecánica de tiro ciertamente espectacular, protagonizó un enfrentamiento muy desigual con Polonara y también puso en jaque a Shengelia privando al Baskonia de abrir brecha en el marcador.

El conjunto azulgrana, que debió lidiar con los problemas de faltas de Christon y Fall, repitió en el WiZink Center la buena imagen de su última visita a la capital. Mostró una seriedad casi desconocida atrás y encontró múltiples soluciones en la ofensiva para llevar la iniciativa. Sergi García regaló por fin minutos de calidad saliendo desde el banquillo y Shields recobró su versión más volcánica en el puesto de tres. Para el buen juego que desplegó el Baskonia y las dudas de un Real Madrid que confirmó su delicado momento en esta parte de la temporada, la renta visitante al intermedio fue exigua.

El panorama cambió a la vuelta de los vestuarios con un cuadro vitoriano que, si bien no le perdió la cara al duelo, comenzó a sufrir de lo lindo ante el ritmo tan vertiginoso impuesto por Campazzo, el juego en el poste bajo de Deck y la tiranía tejida por Tavares en la pintura. El cortocircuito ante el miedo generado por el gigante de Laso adquirió tintes preocupantes. Fall no pudo ser su alargada sombra tras ver reproducidos sus fantasmas con las faltas.

El Real Madrid amagó con el despegue mediado el tercer cuarto, pero el Baskonia se agarró con uñas y dientes a la velada sumamente pastosa y presidida por un excesivo celo arbitral a la hora de castigar el movimiento del pívot en el bloqueo. Llull fue el mejor aliado volver a meterse en la pelea. El balear no dio una a derechas y su par Christon comenzó a carburar con canastas de bella factura que revivieron al Baskonia. Pese a competir los últimos minutos sin un base puro por la eliminación de Christon, tan solo el error infantil de Stauskas y los numerosos rebotes ofensivos concedidos a los blancos impidieron el subidón.

las claves

Un error imperdonable Tras el titánico despliegue azulgrana durante los cuarenta minutos, Stauskas regaló la victoria al Real Madrid con un error que puede dejarle muy tocado para lo que resta de temporada. Su falta a Campazzo a muchos metros del aro cuando tan solo quedaban cuatro segundos para la llegada de la prórroga tiró por la borda todo el trabajo vitoriano.

De poder a poder A excepción de las desatenciones en el rebote, el Baskonia dejó una gran imagen en Madrid. Bajo los cimientos de un sólido trabajo atrás y sobreponiéndose a la eliminación de Christon y la tiranía de Tavares en el juego interior, el equipo alavés acarició la machada.