Vitoria - Un duelo entre el Olympiacos y el Baskonia es sinónimo de contiendas de alto voltaje en las citas más elitistas del baloncesto continental y su sola mención sirve para que reaparezcan en la memoria colectiva de los aficionados azulgranas un buen puñado de momentos inolvidables. La escena se repetirá esta noche en el pabellón de la Paz y la Amistad pero, sin embargo, el paisaje en el que se enmarca el choque ha variado sensiblemente. Porque en esta oportunidad vitorianos y griegos se encuentran sobrellevando a duras penas las graves heridas que les está infligiendo la actual temporada.

Lejos quedan los tiempos en los que contemplaban a sus adversarios desde la azotea de la clasificación. Ahora, sufren de una molesta tortícolis como consecuencia de lo mucho que deben girar el cuello para ver a quienes les preceden en la tabla. Con apenas una victoria más que el colista y con dos de desventaja respecto al octavo, los dos históricos del torneo afrontan el partido como prácticamente la última oportunidad para continuar enganchados a la pelea por acceder al Top 8. Una victoria serviría de pequeño balón de oxígeno y parche provisional para sus horas más bajas pero, por el contrario, el que salga derrotado recibirá el enésimo golpe del curso, del que tendrá harto complicado recuperarse.

Teniendo en cuenta estos condicionantes, resulta evidente que ninguno de los dos accede al duelo en unas condiciones óptimas pero, a estas alturas, de nada sirve ya lamentarse. La única receta que les sirve a ambos es buscar la victoria por todos los medios olvidándose de los muchos problemas que les lastran.

Por lo que respecta al Kirolbet Baskonia, su particular maldición de este curso con las lesiones se cobró la pasada semana su última víctima. De esta manera Henry pasó ayer por el quirófano y su sustituto, Semaj Christon, debutará hoy como baskonista -y en la Euroliga- con apenas un par de entrenamientos a las órdenes de Dusko Ivanovic para medirse nada menos que a una leyenda como Spanoulis.

Será, evidentemente, uno de los grandes problemas de la escuadra de Zurbano, que estará también seriamente mermada por las ausencias ya conocidas de Vildoza, Garino y Granger. Si a eso se le suma la dificultad propia de visitar la siempre exigente pista del Olympiacos, queda claro que necesitará acercarse mucho a su mejor versión para poder regresar a casa con un resultado positivo en la maleta.

Es verdad que el conjunto griego tampoco está disfrutando precisamente de su mejor ejercicio -ambos presentan un balance idéntico de 8 victorias y 13 derrotas- pero con el regreso de Bartzokas al banquillo parece haberse reencontrado con el camino que le llevó hace no demasiado al éxito. Una senda que el Baskonia pretende dinamitar.