Vitoria - Este mismo partido se hubiera perdido meses atrás. Sin ser el actual un panorama idílico, las sensaciones ya son otras. Este remozado Baskonia de Dusko Ivanovic, falto de efectivos y con una plantilla aún cogida con alfileres pero con orgullo, se sostiene por su dureza mental y sabe agarrarse con uñas y dientes a jornadas que se van indigestando por diferentes motivos. El Khimki llevó la iniciativa en el Buesa Arena durante la mayoría de los minutos, pero finalmente hincó la rodilla arrastrado por la anarquía y la pésima toma de decisiones llevada a cabo por su estrella.

Alexey Shved acapara todos los focos de la Euroliga, pero sigue siendo una moneda al aire que la mayoría de las veces hace un flaco favor a la estabilidad de su equipo. Maniatado por los grilletes de un incandescente Henry en el epílogo, sus errores en el tiro y su individualismo brindaron oxígeno a un Baskonia que, pese a la sorprendente presencia de Shengelia en el banquillo en los minutos calientes, extrajo petróleo de la batalla. No solo rescató la victoria sino que incluso recuperó el basket average en una noche redonda en previsión de posibles empates en los que también se vea involucrado el cuadro del extrarradio de Moscú.

La mezcla explosiva del sacrificio de Henry atrás y el talento de Stauskas, sin obviar la estelar aparición de Fall con un mate tras encontrar un sorprendente pasillo en la defensa visitante, salvaron los muebles. Entre medias, un triple de Karasev que se estrelló contra el aro amarró un éxito que permite al Baskonia seguir vivo en la Euroliga, donde todavía no ha dicho su última palabra y debe afrontar un calendario favorable para reengancharse más si cabe a la pelea por un hueco entre la aristocracia.

Como cabía esperar, hubo barra libre para la compulsiva anotación de ambos equipos en una noche donde las defensas no brillaron por su contundencia e Ivanovic trató de hacer más largo el equipo recurriendo a jugadores que últimamente disfrutaban de un rol testimonial. La tempranera segunda falta de Henry -de nuevo en su versión más desconcertante con pérdidas inocentes- fue un problema añadido para un Baskonia que no dudó en aceptar el intercambio de golpes. El montenegrino recurrió esta vez pronto a Sergi García y no dudó en poner en liza incluso cuatro altos con Shields desplazado al dos y Polonara en el tres. El italiano se dejó sentir gracias a un espectacular despliegue en el rebote ofensivo, el principal antídoto de los locales para contrarrestar a una plantilla rusa tan rebosante de calidad como escasa en cuanto a sacrificio, dureza y orgullo competitivo.

Las alternativas fueron una constante en una primera mitad presidida también por el clamoroso desacierto exterior de Shved, que gastó munición a mansalva con unos porcentajes nefastos. No brilló la estrella del Khimki, que se permitió el lujo incluso de abroncar a sus compañeros pese a su errática carta de tiro, pero sí lo hicieron en su lugar otros secundarios como Jerebko y Karasev. La tibieza de un visitante de plastilina permitió al Baskonia anotar con extrema facilidad en transición y Shields también fue un importante activo a la hora de facturar canastas.

De menos a más Stauskas agotó la paciencia de Ivanovic al inicio del tercer cuarto con varios errores incomprensibles en los dos aros. Ni el canadiense ni Janning inyectaron mordiente al juego exterior azulgrana con un punto de mira muy desviado en sus suspensiones. El ataque del Baskonia se paró tras el intermedio con una solitaria canasta de Henry en cinco minutos, pero en los momentos de mayor agobio surgió la omnipresente figura del alero danés para evitar que un Khimki de gatillo fácil se despegara en el marcador.

El equipo vitoriano acusó cierta ansiedad en tramos donde se requería algo de sangre fría. Algunos errores en tiros liberados, pérdidas y ataques mal gestionados consolidaron el dominio visitante. Y todo ello pese al carrusel de fallos de un Shved convertido en el mejor aliado. A falta de lucidez y estabilidad, fue Polonara quien trató de prender la mecha de la reacción con un efectivo trabajo oscuro. El Khimki perdió por el camino a dos piezas fundamentales y este hecho allanó la victoria del Baskonia. Evans enfiló primero el camino del banquillo con un esguince de tobillo y más tarde Timma pecó de ingenuo con su quinta falta en una acción intrascendente. Algo que ya permite a los alaveses asomar la cabeza.

las claves

Entereza y un aliado Entereza y un aliadoEl Baskonia estuvo sometido durante muchos minutos por la calidad del Khimki, un equipo de plastilina y sin cultura del esfuerzo que hincó la rodilla en el último minuto arrastrado por el individualismo de su estrella. La sombra de Henry fue muy alargada para un Shved que allanó el camino de la remontada azulgrana con unos porcentajes nefastos.

Chispazos de oro Shields fue el sostén del Baskonia durante muchos minutos en los que el aro se hizo pequeño y en la recta final también irrumpió Stauskas para proporcionar la clarividencia imprescindible en pos de la victoria. Pese a que los defectos de la plantilla siguen intactos, el equipo alavés demostró que, al menos, ha recobrado la fortaleza mental de la mano de Ivanovic, cuya mano ya se deja sentir para bien.